José Ramón Peralta, uno de los ministros que mas terreno cubre, lo anunció como la solución al problema de las parturientas haitianas que desangran el presupuesto de salud, y la acogida que ha tenido la idea de cobrarles el servicio que reciben en nuestros hospitales indica que son muchos los que comparten su propuesta. Pero la felicidad en casa de pobre suele durar poco, si es que alguna vez se presenta, pues apenas 24 horas después del anuncio del funcionario el director del Servicio Nacional de Salud, Nelson Rodríguez Monegro, le mató el gallo en la funda al declarar que el Gobierno carece de mecanismos para cobrar esos servicios, por lo que, al menos por el momento, se trata tan solo de un “planteamiento”. Habrá que esperar entonces a que ese “planteamiento” madure para que pueda materializarse, o analizar otras posibles soluciones como retomar el viejo proyecto de construir cuatro hospitales en la zona fronteriza que serían gestionados de manera conjunta, como sugiere el excónsul haitiano en República Dominicana Edwin Paraisson; pero también podemos complicar aun mas las cosas haciéndole caso a los que promueven soluciones más radicales como impedirle la entrada a las parturientas haitianas y que se vayan a parir a otra parte. En este caso, como se aprecia claramente, no hay soluciones fáciles ni factibles en el corto plazo, lo que no nos impide seguir buscándole un bajadero a un problema que, por ser tan viejo, no podemos aspirar a resolverlo de un día para otro aunque así lo reclame el ruido mediático o los nacionalismos exaltados. En el mientras tanto, hay que concentrarse en desmantelar las mafias que organizan los “tours” y se lucran de ese infame tráfico humano. Pero para que ese esfuerzo sea exitoso nuestras Fuerzas Armadas deben contar con la efectiva colaboración de las autoridades haitianas, que no siempre se muestran dispuestas ni interesadas en participar en las soluciones de los problemas que acarrea nuestra obligada convivencia.