QUE SE DICE
Recuerdos patrióticos

QUE SE DICE <BR>Recuerdos patrióticos

¿Recuerdan la escandalera provocada por vecinos de la Ciudad Colonial, a la que terminó sumándose casi todo un país que de repente recordó su fervor patriótico, por la instalación de un bar en la casa donde nació el prócer Ramón Matías Mella? Hace más de dos meses que esa casa, ubicada en la calle Sánchez 236, permanece sola y deshabitada desde que la indignación pública obligó a los propietarios del bar a llevarse su música para otra parte, pero quedaron los graffitis de protesta garabateados en sus paredes como mudo testimonio de la resonante victoria de la dignidad nacional escarnecida sobre los que perpetraron el ultraje. Los vecinos, sin embargo, han vuelto a dormir tranquilos, pues desde que se llevaron de ahí el bar de la discordia la casa, que ha sido ofrecida en venta por sus propietarios para que el Estado haga con ella lo que crea más conveniente para honrar la memoria del Padre de la Patria, no ha vuelto a ser amenazada ni perturbada en su integridad por nadie ni por nada. Salvo por «el olvido que todo destruye», como nos advierte siempre en su tango el inmortal Carlos Gardel.

¡Salud!

Como ya es de conocimiento público que el Fiscal del Distrito Nacional, el doctor Manuel de Jesús Hernández Peguero, es un hombre muy celoso de su buena fama, que no está dispuesto a que su paso por un cargo público le estropee la excelente reputación profesional de que disfruta, no hay porqué dudar entonces que ordenará una inmediata investigación de la denuncia que acaban de hacer, a través de este mismo periódico, abogados y propietarios de los centros de masajes clausurados por el Ministerio Público de que las personas responsables de su custodia abusan de esa responsabilidad, pues están consumiendo las bebidas que aún permanecen almacenadas en esos negocios. Son esas acciones las que restan autoridad al Ministerio Público en su cruzada contra esos establecimientos, a los que se acusa de servir de taparete para el tráfico de drogas y de inducir a la prostitución a menores de edad, que si bien ha recibido duras críticas cuestionando su legalidad no hay dudas que está animada de la mejor de las intenciones.

Las cuentas de la Cámara

Puede que sorprenda a muchos el activismo que exhibe la Cámara de Cuentas, que empieza a parecer sospechoso en la medida que contrasta notablemente con el discreto inmovilismo de los últimos años, pero no a los que siempre tienen presente la forma, y por recomendación de quién, fueron elegidos sus miembros, ni las denuncias sobre su comportamiento que hiciera, en pleno hemiciclo, el senador Tunty Rutinel Domínguez. ¿Qué tiene de malo o pecaminoso, en nuestra cultura política, utilizar la Cámara de Cuentas y su capacidad fiscalizadora como un ariete político para intimidar, amedrentar o neutralizar un adversario? Absolutamente nada, pero precisamente por eso andan tan mal nuestras instituciones, un mérito que nadie piensa regatearle a nuestros políticos. Eso no quiere decir, sin embargo, que no debamos creer en su análisis de la Ejecución Presupuestaria del Gobierno enviado al Senado, en el que se denuncia, entre otras maravillas, que los recursos públicos se manejaron en el 2004 con criterios discriminatorios, de manera desorganizada y sin ningún tipo de control, pero sí recibirlo con las naturales reservas que hay que tener ante un organismo que tampoco tiene sus cuentas muy claras que digamos.

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