Hay gente interesada en saber en qué está el sonado caso de los regidores, verdaderos y falsos, que constituían una vasta red mafiosa dedicada al tráfico de personas hacia Europa, más que nada para afianzar el prejuicio de que, al igual que otros escándalos que han estremecido la opinión pública nacional, se dejará que el tiempo lo sepulte en el más profundo de los olvidos, que suele ser aquel que hace posible la complicidad, por acción u omisión, de los responsables de que esos escándalos terminen donde tienen que terminar: ante un juez. Hace un par de meses el procurador adjunto Frank Soto declaró a este diario que «en breve» solicitaría apertura de juicio contra 237 personas, aunque reconoció haber confrontado algunos problemas para armar el caso debido a la gran cantidad de inculpados. Ojalá sean esas las razones que han impedido el sometimiento a la justicia de los responsables de un escándalo que tuvo repercusiones internacionales y no las que señala el malicioso rumor público, siempre activo cuando falta información o acciones oportunas,  que atribuye la paralización de las indagatorias al supuesto involucramiento de un familiar cercano de un importante funcionario del gobierno.

Elogio al silencio

  Entre comentaristas y comentadores de la vida nacional, sobre todo de la política, se ha ponderado positivamente el silencio guardado hasta ahora por el presidente Leonel Fernández en torno a la tensa situación post electoral, y hasta se ha comparado ese distanciamiento del mandatario, que institucionalmente no tiene velas en ese entierro, con el hermetismo que solía guardar el ex presidente Joaquín Balaguer en situaciones similares o peores, manteniendo en vilo al país hasta el momento en que se dignase decir la última y definitiva palabra. No es la primera vez, ni será tampoco la última, que al mandatario se le compare con el extinto caudillo reformista, con su estilo de gobernar y hasta de recurrir a sus conocidos métodos, sobre todo aquellos destinados a garantizar -a como diera lugar- su permanencia en la codiciada «silla de alfileres», precisamente los métodos que según la Gran Alianza Nacional fueron utilizados por los peledeístas en las pasadas elecciones.¡Balaguer vive!

Entre líneas

  Se lamenta el doctor Francisco Domínguez Brito, en su condición de Procurador General de la República «en tránsito», de que no estén presos todos los implicados en el caso del ex capitán del Ejército Quirino Ernesto Paulino Castillo, procesado en una corte federal de Nueva York bajo cargos de narcotráfico y lavado de activos, al tiempo que considera injusto para la población que esos implicados, entre los que -dijo- hay gente perteneciente a los altos estamentos militares y policiales, no hayan sido encausados. El que sepa leer entre líneas, sobre todo el que le busca una explicación al aparatoso apresamiento del coronel retirado Pedro Julio Goico Guerrero, que coja y deje y saque sus propias conclusiones.