El presidente del Colegio Médico Dominicano, Waldo Ariel Suero, ha repetido cuchumil veces que no hay condiciones, ante el avance imparable de la pandemia del coronavirus, para abrir las escuelas y colegios, pero no se le ha hecho caso.

Ayer el médico dominicano Rubén Peralta, Director Médico adjunto del Centro y Programas de Traumas en Qatar y experto en manejo del covid-19, definió como una imprudencia forzar la apertura presencial del año escolar en medio de una alerta epidemiológica en el Gran Santo Domingo debido a un rebrote que ha elevado peligrosamente la ocupación de las camas hospitalarias, pero al igual que otros especialistas que han cuestionado la decisión del MINERD su advertencia cayó en saco roto.

Y si a eso usted le agrega las denuncias de seccionales de la Asociación Dominicana de Profesores de que la mayoría de las escuelas del país, a las que no se le ha puesto la mano desde que fueron cerradas por la pandemia, no reúnen las condiciones mínimas para impartir docencia, entiende menos la insistencia de las autoridades educativas en regresar a la presencialidad.

¿Tanto pueden las presiones del sector privado que ha denunciado en reiteradas ocasiones la dirigencia del gremio magisterial? Pero ya el palo esta dao y las clases semipresenciales se abrieron a pesar de las advertencias del CMD y especialistas, que se supone son, por sentido común, voces a las que debería escuchar el Gobierno cuando toca tomar decisiones que puedan afectar la salud de la población.

Aun así alguien debe explicar mejor porqué en el Gran Santo Domingo, en estado de alerta epidemiológica debido a la alta incidencia del coronavirus, se dispuso el cierre de las escuelas públicas para proteger de contagios a docentes y alumnos, pero se permitió la apertura de los colegios privados, como quien dice bajo su propia cuenta y riesgo. ¿También las presiones explican ese contrasentido?V