Dice un refrán que quien ve arder la barba de su vecino debe poner, por si acaso, la suya en remojo. Reinaldo Pared Pérez, presidente del Senado y Secretario General del PLD, no tiene barba que cuidar pero sí una gran afición por los relojes caros, que se han convertido en blanco de bandas a cuyos integrantes no se les aprieta el pecho para meterse a un establecimiento comercial lleno de gente para despojar a sus víctimas, como ocurrió recientemente en un conocido restaurant del Polígono Central. La pasada semana un reportaje del vespertino El Nacional reseñó que dos hombres de negocios de Santiago, así como la esposa de uno de ellos, fueron despojados en las calles de esa ciudad de sus relojes y otras prendas valorados en 70 mil dólares. Según relata la crónica un empresario de zonas francas y su esposa tuvieron que entregar un rolex y un anillo valorados en 50 mil dólares a los asaltantes, cuando salían de un negocio de comida rápida. El otro asaltado fue el propietario de varias bancas de lotería, a quien le quitaron un reloj valorado en 20 mil dólares. La Policía presume que se trata de una banda de venezolanos, pues nuestra delincuencia común no alcanza todavía esos niveles de sofisticación, ya que hay que saber identificar los relojes y moverse sin llamar la atención en los ambientes donde ubican a sus potenciales víctimas. De esos hechos debería tomar nota, para que se mantenga alerta, el presidente del Senado, a quien han estado invitando a bailar en dos fiestas a las que nadie quisiera tener que asistir, como lo son el juicio a los imputados de recibir sobornos de Odebrecht, donde su nombre se ha mencionado varias veces, y el caso de los Tucano. Pero no creo que eso preocupe o mortifique al también aspirante a la candidatura presidencial, quien hace algún tiempo se definió como un político 4×4, con tracción en las cuatro ruedas, cuando dijo que fue capaz de pasar por el lodazal sin enchivarse ni ensuciarse.