Cierto es que desde el Palacio Nacional las cosas se ven muy distintas a como las vemos el resto de los mortales, pero esa privilegiada perspectiva puede inducir a sus inquilinos a cometer errores, pues aunque el cinismo se ha puesto de moda entre los peledeístas no están los tiempos para hacer como la famosa gatica de María Ramos, que tiraba la piedra y escondía la mano, mucho menos con algo tan serio como la aprobación de la Ley de Partidos. Por eso hay que resistirse a creer la versión de que el presidente Danilo Medina se reunió en Juan Dolio con 20 miembros del Comité Político, ante quienes habría insistido en promover la aprobación de las primarias abiertas y simultáneas, que ofreció el amigo y colega Alberto Caminero en la edición de ayer del vespertino El Nacional. Según la crónica del acucioso reportero en el encuentro el mandatario habría insistido en que la propuesta de establecer las primarias abiertas no está derrotada, por lo que hizo hincapié en la necesidad de seguir “empujando” esa posición. Entretanto en el Congreso son cada vez más claras las señales de que habrá un entendimiento político, como sugirió el presidente Medina, para aprobar la Ley de Partidos, que al parecer dejará en libertad a las organizaciones políticas de decidir el método que prefieran para escoger a sus candidatos. Si resulta finalmente así el gran ganador sería el expresidente Leonel Fernández, una victoria difícil de asimilar para el ensoberbecido danilismo, acostumbrado a salirse con la suya, al menos hasta ahora. Eso explicaría que desde ya empiecen los resabios y maniobras, como poner a circular la versión de que el presidente Medina, a pesar de que admitió que los números no le cuadran en la Cámara de Diputados, insistirá en imponer las primarias abiertas y simultáneas, con lo que estaría boicoteando su propia propuesta y recordándonos, como dije al principio, las mañoserías de la gatica de María Ramos.