QUE SE DICE
¿Rumbo al Panteón Nacional?

QUE SE DICE <BR>¿Rumbo al Panteón Nacional?

La nueva ley institucional de la Policía Nacional señala, en su capítulo III artículo 25, las que se considera funciones policiales, entre las que figuran preservar la vida, la integridad física y moral de las personas, proteger y garantizar el libre ejercicio de los derechos y libertades de las personas en todo el territorio nacional, prevenir la delincuencia y la criminalidad, ejecutar las detenciones y capturas en los casos previstos por la ley mas un largo etcétera que sería ocioso enumerar en estos breves trazos, pero en el que no aparece -por ninguna parte- su obligación de respetar y hacer respetar los símbolos patrios, sobre todo la bandera. Solo eso explica que la Policía Nacional se limitara a escoltar el alucinante entierro de un supuesto narcotraficante hasta su última y definitiva morada, cuyo ataúd fue cubierto con la bandera nacional como si se tratara de otro de nuestros tantos prohombres camino a la posteridad que le aguarda bajo el augusto recinto del Panteón Nacional. ¡Sálvese quien pueda!

Maniqueísmo

Dice el Papa Juan Pablo II, allá en el Vaticano, que al final del camino el bien triunfará sobre el mal y que Satanás será derrotado. Y nos pide, a quienes vivimos en el continente latinoamericano, el de la eterna esperanza, que nos convirtamos en apóstoles de la paz, venciendo siempre el mal con el bien. Un desafío ciertamente difícil, casi sobrehumano, el que nos propone el Santo Padre, sobre todo para quienes día a día descubrimos, con renovado estupor, que cada vez resulta más difícil separar uno del otro, pues bien y mal se confunden, como si fueran parte de una misma naturaleza, tal y como ocurre -desde el principio de los tiempos- en el voluble corazón de los seres humanos. ¿Dónde termina el bien y dónde comienza el mal? Esa frontera, cada vez más difusa, ha terminado diluyéndose en nuestras conciencias, como en el caso de la pastora evangélica que participó en el rumboso entierro de un narcotraficante de Capotillo el pasado martes, quien considera al muerto, a pesar de su intensa y conocida actividad delictiva, como un buen hombre, pues no permitía que dentro de las fronteras del barrio se matara o atracara a nadie y trataba a los niños con mucha dulzura y generosidad.

La cuota

Era demasiado bueno para ser verdad, demasiado hermoso para que pudiera ser cierto. En un Partido Revolucionario Dominicano descalabrado a causa de la humillante derrota sufrida en las urnas, la utilización del voto universal para la selección de la dirigencia ha sido vendida como la panacea que devolverá al PRD la credibilidad perdida en una sociedad que ha sido testigo, durante los últimos 40 años, de sus extraordinarios aportes a la construcción y consolidación de la democracia dominicana. Había, sin embargo, una carta escondida bajo la manga, pues ahora resulta y viene a ser que la Comisión Política se ha reservado el derecho a designar, por vía del autocrático y todopoderoso dedo que hiciera tan famoso el doctor Joaquín Balaguer, una cantidad indeterminada de miembros de ese organismo. Esa «cuota», como la ha llamado doña Milagros Ortiz Bosch, cuenta ya con el visto bueno de los distintos liderazgos grupales que accionan en el PRD apellido PPH, pero se trata pura y simplemente de un subterfugio para seguir negociando posiciones dirigenciales al margen de la voluntad de las bases que tanto se dice, de la boca para fuera, querer reivindicar. Perro huevero…

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