QUE SE DICE
Salvación de botellas

QUE SE DICE <BR>Salvación de botellas

Entre los compromisos que el gobierno asume ante el Fondo Monetario Internacional para dar por suscrito el acuerdo stand by con República Dominicana figura la “congelación” de la nómina pública al nivel que presentaba en octubre pasado. Pero como ya desde mucho antes de esa fecha el número de miembros de la administración pública era excesivo en cientos de miles, hay que suponer que el FMI no se comporta tan fiero como le suelen atribuir a la hora de apretar la soga. Hay pues un personal supernumerario que se cuela para sobrevivir a los ajustes, incluyendo desde luego  a los beneficiarios del clásico clientelismo político que siempre son tan abundantes en el tren administrativo, muchos de los cuales reciben sueldos, mas no la obligación de merecerlos. Agréguese la advertencia de que en este país existe el recurso de las nominillas que crean puestos al margen de los controles centrales de la ejecución presupuestal.

Un chofer sin “renovar”

Con el chofer Moli Alfredo Pérez se muestra que el nuevo código de procedimiento penal puede ser aplicado con la misma dureza que el anterior. Este desarrapado obrero del volante es sospechoso de sustraer un autobús de la OMSA (oígase bien: un solo, único y solitario vehículo) con todo lo cual una jueza no fue, en modo alguno, corta ni perezosa para dictar en su contra una orden de prisión en respuesta a una solicitud de medidas de coerción. Desde luego que mucha gente se preguntará si Pérez hubiera tenido mejor suerte con la justicia si en vez de que le atribuyeran el robo de una unidad estuviera incriminado por hacer desaparecer cien o quinientos vehículos, o por desviar toda una flota hacia destinos particulares, ajenos a programas del Estado. A Pérez habría que recomendarle que se “renove” para que cuando alguien arroje dudas sobre él, las cosas sean en grande. Podría irle mejor.

Compensaciones de primera

Las alternativas que se barajan para “compensar” los posibles daños a la industria azucarera por  el probable uso de sirope de maíz para endulzar refrescos conducen todos a proporcionarles a los productores de azúcar de caña y colonos unas ventajas impositivas que resultarían tres veces superiores al daño que, eventualmente sufrirían si el tal jarabe llega a introducirse en el mercado refresquero. El fantasmagórico sirope, por el que en verdad ningún industrial de gaseosas local ha mostrado gran interés, está a punto de generar reales tratamientos especiales y generosos para el sector  de los ingenios. Se dice que en los altos círculos de esa industria hay júbilo. Nunca la creación de un cuco de importación había sido tan productiva ni había puesto tan decididamente a coincidir a grandes capitalistas con los grupos nacionalistas locales.

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