QUE SE DICE
Se canta y se llora

QUE SE DICE <BR>Se canta y se llora

Definitivamente Felucho Jiménez, secretario de Estado de Turismo, se canta y se llora, como decían los viejos de antes. Estamos hablando del mismo funcionario que pretendió, al poco tiempo de asumir el cargo el pasado 16 de agosto, imponer por vía administrativa un impuesto de cinco dólares a los pasajes aéreos hacia República Dominicana, decisión que tuvo que dejar sin efecto debido a la cerrada oposición de la Asociación Nacional de Hoteles y Restaurantes (ASONAHORES). Ocurre sin embargo que el jueves pasado, durante su participación como orador en un taller sobre comercialización del turismo, Jiménez se quejó de que en este pequeño paraíso tropical hayamos establecido, contrario a los grandes países, impuestos de entrada, de salida y a las tarjetas de turista, al tiempo que lamentó que las principales trabas para el desarrollo de los servicios se encuentren, paradójicamente, en los países receptores y no en los emisores. ¡Cuánta razón tiene el secretario de Turismo!

Errores fatales

El jefe de la Policía Nacional ha defendido, con su claridad y elocuencia características, la validez de los intercambios de disparos o ejecuciones extrajudiciales, como los llama el Departamento de Estado norteamericano en sus informes sobre violaciones a los derechos humanos, alegando que se trata, sencillamente, de delincuentes que han muerto violando la ley. Eso explica que el mayor general Manuel de Jesús Pérez Sánchez no sienta reparos al felicitar a sus agentes por el buen desempeño en su guerra a muerte contra la delincuencia, pero difícilmente justifique que se muestre tan poco diligente en aclarar las muertes «por error» que también han provocado esos letales intercambios. Es el caso -pero no es el único- de la joven Jusek Artiles Ruiz, de 19 años, quien murió al igual que el conductor del vehículo en que viajaba, luego de que una patrulla policial los confundiera con unos «delincuentes» a los que perseguía. Si la Policía nos pide aceptar, como buenos y válidos, los intercambios de disparos, que sea por lo menos a cambio de que asuma responsablemente las consecuencias de esos fatales errores.

Pobreza y turismo

Se salvaron los pobres que residen en barrios marginados a los que se considera, por su proximidad, en capacidad de tener algún impacto (negativo por supuesto) en zonas turísticas o donde operan grandes proyectos: la secretaría de Turismo y la Comisión Presidencial de Apoyo al Desarrollo Barrial han decidido aunar esfuerzos a fin de mejorar las condiciones de pobreza y marginalidad en que viven. Se trata, sin duda alguna, de una muy buena noticia, incluso novedosa, pues en otros tiempos no se hubiera dudado en sugerir el desalojo puro y simple o el aislamiento con un muro infame, pues sabido es que los pobres, siempre tan conflictivos, no pegan para nada con el glamour del turismo. Ojalá que, ciertamente, se vaya en auxilio de esos barrios y su gente, aunque solo sea como excusa para beneficiar a una industria a la que algunos quisieran proteger hasta de las malas vibraciones.

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