Por la forma en que lo dijo parecería que debemos agradecerle al senador peledeísta por la provincia de María Trinidad Sánchez, Arístides Victoria Yeb, el gesto de reconocer públicamente que su partido es el principal responsable de que no se haya aprobado la Ley de Partidos y Agrupaciones Políticas en la que trabaja desde hace meses la comisión bicameral que encabeza. Pero lo cierto es que el mea culpa del legislador, quien se ufana de que el Partido de la Liberación Dominicana, contrario a otras fuerzas políticas, ha sido “sincero y coherente” en su división en torno a los temas que se discuten en el Congreso Nacional sobre la Ley de Partidos, expresa de manera cruda y dramática la realidad de una democracia virtualmente secuestrada por el partido de Gobierno. ¿O debería decir, para mayor claridad y precisión, de sus dos principales líderes, el expresidente Leonel Fernández y el presidente Danilo Medina? Lo que le está respondiendo el presidente de la Comisión Bicameral a todo el que quiera saber sobre la suerte o destino de la llevada y traída Ley de Partidos, como es el caso del Consejo Nacional de la Empresa Privada (Conep), que apeló al liderazgo político para que esa normativa, con más de 14 años de “estudio” y búsqueda de consenso en el Congreso Nacional, sea aprobada en la presente legislatura y pueda aplicarse en las elecciones del 2020, es que ahora mismo todo depende de que Leonel y Danilo puedan (o quieran) ponerse de acuerdo en el tema de las primarias abiertas o cerradas. Este es el momento de preguntarse, como lo he hecho ya tantas veces desde que se produjo el supuesto tranque y el debate que ha suscitado, si ese aspecto de la ley es realmente tan importante y decisivo para la democracia dominicana o si es tan solo un pretexto, un teatral escarceo del liderazgo peledeísta para asegurarse que la ley no se apruebe y las cosas sigan como están, que es como les conviene que estén. ¿Usted qué cree?