QUE SE DICE
También monseñor Agripino

QUE SE DICE <BR>También monseñor Agripino

Con el recién concluido programa de paros médicos, terminado abruptamente por el cansancio de la opinión pública y por la sordera oficial, no sólo perdió el Colegio Médico y su presidente Waldo Ariel Suero, sino también monseñor Agripino Núñez Collado. Este dejó boquiabierta a la sociedad cuando, desde Santiago, rehusó de manera casi humillante mediar para poner fin a un conflicto tan costoso en dinero y en vidas. Porque se creía que Agripino no solo era mediador del gran poder, del poder de los políticos y de los empresarios, sino de todos aquellos asuntos de alto interés para los dominicanos.

Obsolescencia

Si la Liga Municipal Dominicana (LMD) no cumple con la mayoría de las funciones a que la obliga la ley que creó al organismo asesor de los ayuntamientos, hace más de 60 años, entre ellas la fiscalización de sus gastos presupuestarios, que ese dinero se gaste en beneficio de los municipios; si ha dejado de interesarse por inspeccionar las obras públicas que construyen los cabildos, bajo cualquier condición, como lo dispone la ley 673 sobre Revisión de Presupuestos y Finanzas Municipales; si, a fin de cuentas, toda la estructura funcional y administrativa de la institución se ha reducido, en los hechos, a repartir entre los ayuntamientos los recursos que reciben del Poder Ejecutivo a través de la ley 166-03, gestionar compras y avalar el otorgamiento de préstamos, algo que podrían hacer, perfectamente, los propios ayuntamientos si se les dota de la estructura y el entrenamiento gerencial adecuado, ¿qué sentido tiene entonces la existencia de una institución que parece haber agotado ya su vida útil?

Doble moral

Las Asociaciones Nacional de Hoteles y Restaurantes y de Hoteles del Este acaban de aportarle al país, a través de sus principales directivos, otra razón mas para rechazar la cada vez más numerosa migración haitiana, pues traen al país una enfermedad a la que los turistas le temen como el diablo a la cruz: la malaria. Enrique de Marchena, de Asonahores, y Ernesto Veloz, representante de los hoteleros de la región Este, exigen a las autoridades de Migración la inmediata repatriación de esos ilegales. Debe tratarse, aunque de eso no tiene la culpa un sector que solo vela por sus intereses, de la «doble moral» conque, según organizaciones de la sociedad civil, se aborda el problema haitiano en este país, pues por un lado se habla de repatriaciones masivas, de expulsar de nuestro territorio esa dañina presencia, y por el otro los traen a trabajar en la industria azucarera, de la construcción y en las grandes fincas agrícolas. Si eso es así, como efectivamente es, los hoteleros del Este deben hacer extensiva su queja a los que traen a esos haitianos al país, a quienes se lucran de ese tráfico vergonzoso, manejado en la más absoluta impunidad desde hace demasiado tiempo.

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