Qué se dice
Un triunfador

Qué se dice <BR><STRONG>Un triunfador</STRONG>

Digan lo que digan, critiquen lo que critiquen, Amable Aristy Castro ha probado hasta la saciedad que es un auténtico triunfador. ¿Cómo no llamarle triunfador a un hombre que ha sido electo senador por su provincia en tres ocasiones consecutivas, la última de forma abrumadoramente mayoritaria, a pesar de haber demostrado que ya no le interesa representar a sus compueblanos en la Cámara Alta?

¿Puede regatearse ese calificativo a un político que logró torcerle el pulso a la dirigencia de su partido, imponerse como candidato para presidir la Liga Municipal Dominicana y amarrar, con la misma jugada, la candidatura presidencial reformista del 2008? Visto el caso y comprobado el hecho, como suelen decir los abogados, a los reformistas no les queda más remedio que acatar la decisión de las máximas autoridades de su partido, o emprender el camino de la división, montar tienda aparte como ya hicieron otros, abonando el camino hacia el despeñadero que desde la muerte del doctor Joaquín Balaguer transita el partido del maltrecho y afónico gallo colorao.

Mutis

  Dicen que los muchos tropezones enseñan a levantar los pies. Sino lo creen pregúntenle a doña Alejandrina Germán, la secretaria de Educación, quien por fin cayó en la cuenta de que nunca ha estado entre sus responsabilidades como funcionaria responder todas y cada una de las críticas que se hagan a la educación dominicana, como ha estado haciendo hasta ahora, y no solo porque si lo hiciera no tendría tiempo para ocuparse de lo verdaderamente importante sino porque, en la mayoría de los casos, esas críticas han estado dirigidas a aspectos generales, sin responsabilizar directamente al gobierno peledeísta o su gestión por lo que está mal o por lo que nunca estuvo bien. Al responder, a preguntas de los periodistas, las afirmaciones del rector de Intec, Dennis Simó, sobre el supuesto fracaso de la educación dominicana, la secretaria de Educación anunció que esa sería la última ocasión que se dignaba responder ese o cualquier otro cuestionamiento por el estilo, pues va a permitir que cada quien diga lo que quiera, sea rector universitario, especialista en la materia o un simple ciudadano, y que sean sus hechos los que hablen por ella y lo que hizo o no hizo a su paso por la cartera educativa. Que así sea.

De guardias, policías y choferes

  Un nutrido grupo de choferes, con Ramón Pérez Figuereo a la cabeza, piqueteó la mañana del pasado martes las instalaciones de la Autoridad Metropolitana del Transporte (AMET), exigiendo a sus autoridades que cumplan con su promesa de sanear las rutas del transporte público de la Capital, utilizadas impunemente por vehículos no autorizados, léase piratas. La protesta de Pérez Figuereo y compartes está directamente conectada con una denuncia que hicieran, el pasado fin de semana, choferes que trabajan en la ruta Expreso V Centenario, que según los denunciantes es utilizada por guardias y policías que conchan sin rótulos y sin autorización, que para colmo los amenazan con “entrarles a tiros” cuando protestan por su ilegal intromisión. Cuentan los choferes que los agentes de AMET, tan arbitrarios cuando de exigir el cumplimiento de la ley se trata, se hacen los desentendidos con sus “compañeros de armas”, como si los guardias y los policías estuvieran exceptuados, por su privilegiada condición, de cumplir las leyes que obligan al resto de sus mortales conciudadanos.

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