Si alguna duda quedaba de la firme voluntad política del gobierno de convertir a la Policía Nacional en un instrumento moderno y eficaz de combate a la delincuencia, el dolor de cabeza nacional, debería quedar despejada tras el anuncio del mayor general Bernardo Santana Páez de que ya recibió la autorización del Poder Ejecutivo para integrar a las filas policiales a 2,000 nuevos agentes, y mas aún con su revelación de que en cuestión de días recibirá 70 nuevos vehículos para utilizarlos en el patrullaje en todo el territorio nacional.
Sume a eso el acuerdo rubricado anteayer entre el secretario de Interior y Policía y la embajadora de Francia, en el que ambos gobiernos se comprometen a realizar un proyecto conjunto de apoyo a la institución del orden por un monto de 600,000 euros, alrededor de 25 millones de pesos, y solo podrá llegar a una conclusión: nunca antes, que se recuerde, la Policía Nacional había recibido tantas atenciones y recursos, probablemente porque nunca nos habíamos sentido tan vulnerables frente a la delincuencia y los delincuentes.
¿Otra vez la mano?
Muy presto anduvo el doctor Luis Arias, presidente de la Junta Central Electoral, al descartar que la decisión del tribunal de comicios de desistir de la utilización del voto electrónico en las elecciones congresionales y municipales a celebrarse en mayo próximo sea fruto de las presiones de la sociedad civil, sobre todo Participación Ciudadana, que hasta llegó a publicar un espacio pagado en el que expuso los inconvenientes de utilizar ese sistema de sufragio en las elecciones de medio término. Lo extraño es que no hayan aparecido ya los señalamientos atribuyendo al omnipresente PPH la autoría de esta nueva travesura, igual a como ocurrió cuando la JCE le negó el reconocimiento legal a once nuevos partidos y más de veinte movimientos políticos municipales, conocida la solicitud formal del PRD al organismo, a través de una carta, de que lo aplace hasta el 2008 cuando se celebran las elecciones presidenciales. ¿Volvió a hacer de las suyas la famosa «mano que mece la cuna»?
Alborotando el gallinero
«Parecía como si le estuviera echando maíz a un gallinero». Así describió monseñor Agripino Núñez Collado, rector de la Pontificia Universidad Madre y Maestra, el gesto del dirigente reformista Amable Aristy Castro, difundido ampliamente por la televisión, de arrojar puñados de papeletas a la multitud durante un caravaneo en Boca Chica el fin de semana pasado, al reclamarle a los políticos que ofrezcan un trato más respetuoso y digno a los ciudadanos pobres y a su pobreza. Es probable que monseñor Nuñez Collado solo haya querido ser consecuente, de manera consciente o inconsciente, con el lenguaje de moda entre nuestra clase política, pues si ya contamos –tal y como ha salido a relucir en sus dimes y diretes– con perros realengos y gallos con piojillo, nadie puede extrañarse de que también haya un ruidoso gallinero que se alborota de vez en cuando.