En un país que olvida con tanta facilidad como este hay que recibir como una buena noticia el anuncio de que la Procuraduría General de la República solicitará en los próximos días apertura de juicio contra 237 personas implicadas en la red que se dedicaba a sacar pasaportes oficiales a través de regidores verdaderos y falsos vía la Liga Municipal Dominicana y la Cancillería, uno de los mayores escándalos en la historia de nuestra vida institucional por las repercusiones que ha tenido más allá de nuestras fronteras.

Frank Soto, procurador adjunto, reconoció las dificultades que han confrontado las autoridades para preparar el caso dada la gran cantidad de personas acusadas, lo que hace más arduo el trabajo de recolección de evidencias pues cada persona debe ser sometida por separado, pero se mostró confiado en que muy pronto podrá sentar en el banquillo a los inculpados. Concedamos un voto de confianza a la justicia dominicana en este engorroso expediente, con el particular ruego de que se tomen todas las previsiones de lugar a fin de evitar que el Código Procesal Penal de nuestros tormentos haga otra vez de las suyas.

Malos ejemplos

  El feo espectáculo protagonizado por grupos estudiantiles rivales en la UASD, que provocó un gran pánico en el resto de la población estudiantil y severos destrozos a las oficinas de la Federación Dominicana de Estudiantes, ha sido atribuído a la nociva influencia de los partidos políticos en la vida universitaria, donde han estado presentes desde que la democracia dominicana empezó a gatear tras la caída de la dictadura de Trujillo. El rechazo de la Federación Dominicana de Estudiantes a la iniciativa del rector Roberto Reyna de colocar detectores de metales para impedir el ingreso de armas al recinto y evitar así la ocurrencia de una desgracia, muestra hasta qué punto está maleado ese liderazgo juvenil, que parece haberse contagiado de la insensatez y belicosidad que exhiben algunos partidos y sus líderes más allá de las fronteras universitarias.

Solo para presidenciables

  Sería bueno conocer la opinión de Jaime David Fernández Mirabal y Danilo Medina, los presidenciables más visibles en el Partido de la Liberación Dominicana, sobre la sorpresiva propuesta del doctor Franklyn Almeyda de que todo el que aspire a terciarse la ñoña en el peledeísmo desista de sus aspiraciones y se ponga a trabajar desde ya en la reelección del presidente Fernández, pedido que ya fue calificado de extemporáneo por Reynaldo Pared Pérez, secretario general, y el senador por el Distrito Nacional José Tomás Pérez, que coinciden también en que la verdadera urgencia del momento son las elecciones congresionales y municipales del 16 de mayo próximo. Jaime David, que parece atravesar un momento recesivo en su carrera política, a lo mejor no tiene mucho que objetar a la propuesta aunque eso no signifique que salga loco de contento a hacer campaña, pero el caso del secretario de la Presidencia es distinto, pues se le tiene como el candidato «natural», el próximo al bate, en caso de que el presidente Fernández decida no seguir a caballo.