La “pascua” de Waldo Ariel Suero al frente del CMD ya pasó, pero no puede decirse que lo hizo sin pena ni gloria dadas las “exitosas” huelgas con las que paralizó los hospitales públicos siete veces en los últimos tres meses, una expresión clara y contundente del respaldo de los médicos a su liderazgo y sus métodos de lucha. Pero ese liderazgo, y mas que nada su estilo frontal y desafiante, lo convirtieron en el enemigo público número uno de las autoridades de salud, lo que obstaculizó la fluidez del diálogo entre el gobierno y el gremio y derivó el conflicto hacia una estéril guerrita de egos que solo sirvió para agudizar la confrontación. Y la mejor y mas clara demostración de que para el Gobierno el problema era Waldo Ariel Suero fue la visita de la nueva directiva del CMD, encabezada por el doctor Wilson Roa, al presidente Danilo Medina en el Palacio Nacional, que se produjo, y no fue una coincidencia, el mismo día que se reiniciaron las conversaciones entre ambas partes, suspendidas, según el Gobierno, por una mala interpretación de los acuerdos. Con razón se quejaba el comandante Waldo, como lo llamábamos cariñosamente desde aquí mientras duró su tormentoso paso por el CMD, de que el presidente Medina nunca quiso reunirse con él para buscarle una solución a la “mala interpretación”, aunque valoró como positivo el encuentro, resultado –enfatizó– de la lucha de los médicos hasta el período de transición. En eso tampoco se equivoca y ojalá así lo entiendan las autoridades de salud, que igualmente deben entender que el problema nunca fue el expresidente del CMD y su “huelguitis aguda”, lo que tendrán la oportunidad de comprobar cuando vuelvan a tropezarse con la cerrada negativa de los médicos a ampliar su horario de trabajo en los hospitales, como pretende el gobierno en su declarado propósito de mejorar la calidad de la atención que reciben los pobres que buscan salud en la red pública.