QUÉ SE DICE
¿A quién creerle?-. 

<STRONG>QUÉ SE DICE<BR></STRONG>¿A quién creerle?-. 

 CLAUDIO ACOSTA
c.acosta@hoy.com.do 
Conocidos ya los resultados del informe rendido por la comisión oficial que investigó el desague de la Presa de Tavera, que determinó que su manejo,  a partir de los copiosos aguaceros que acompañaron a la tormenta Olga a su paso por el país en diciembre pasado, fue el adecuado, sin asomo alguno de negligencia, la pregunta se cae de la mata.

¿A quién creerle? ¿A la comisión formada por profesionales  de Santiago que se propusieron establecer, por sus propios medios, lo que ocurrió la fatídica madrugada del 12 de diciembre, que concluyó que no solo hubo negligencia sino que también se obviaron las recomendaciones del manual de operaciones de la hidroeléctrica, o al informe que acaba de evacuar (como algunos ya adivinaron, la elección de ese verbo no ha sido fortuita) la comisión que presidió el secretario de las Fuerzas Armadas? Eso  depende del color del cristal conque se mire la realidad nacional, o de si se está o no se está metido en alguna nómina o nominilla pública, pero  eso es lo que menos importa. Sí es de lamentar que conociéndose de antemano las conclusiones de ese informe, tal y como las esbozó el  presidente Fernández en su comparecencia a un  matutino televisivo, esa comisión pusiera de mojiganga a tanta gente que esperó expectante hasta el último minuto del plazo concedido por el mandatario para conocer  el resultado de sus “investigaciones”.

Dominicanadas. – 

Un país pobre y plagado de necesidades y problemas por resolver como este no puede -o mejor dicho no debe- darse el lujo de botar el dinero, pero eso es precisamente lo que se trata. ¿Qué cómo así? Este es uno de los pocos países del mundo, sino el único, que en Semana Santa renuncia a un  ingreso tan importante para el fisco como el que producen los peajes, dizque para facilitar la afluencia de turistas, tanto criollos como extranjeros, a balnearios y pueblos del interior del país. Sin embargo, siempre habrá un malicioso que diga que en este caso  no se trata de la conocida demagogia o de otra muestra de generosidad populista sino de simple impotencia, pues  somos incapaces de organizarnos de tal modo que evitemos que el tapón que se formaría en el peaje de Las Américas llegue hasta el puente Duarte.

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