Qué se dice
Alharaca

Qué se dice<BR><STRONG>Alharaca</STRONG>

Resulta cuesta arriba asociar a la Cámara de Cuentas y sus actuales incumbentes con cualquier acción destinada a boicotear abierta y deliberadamente el proceso electoral a celebrarse en mayo próximo, como de manera solapada se quiere hacer creer, mucho menos utilizando como única arma una simple auditoría, al igual como resulta difícil de entender -de cara a la cacareada transparencia- la posición del PLD, expresada por su vocero y secretario general Reynaldo Pared Pérez, quien considera que podría resultar inconveniente iniciar una investigación sobre los gastos y procedimientos administrativos del tribunal de comicios en medio de un proceso electoral.

¿Qué sabe el dirigente político que el resto de sus conciudadanos ignora? ¿Ocurre algo allí dentro que por su naturaleza «perturbadora» no pueda salir a la luz pública? Esas y muchas otras preguntas empieza a formularse la opinión pública, que no acaba de entender porqué tanta alharaca por una auditoría a la que no debe temer quien nada tiene que ocultar.

Vicio de origen

  Mientras los jueces de la Junta Central Electoral y sus aliados circunstanciales se empeñan en complicarse la vida y complicársela al país el doctor César Pina Toribio, Consultor Jurídico del Poder Ejecutivo, ha tenido la puntería de recordarle al país dónde empezó todo este embrollo: con la designación de los miembros de la Cámara de Cuentas, que al igual que los integrantes del tribunal de elecciones llegaron a sus cargos gracias a la «mayoría tiránica» que controla el Senado de la República. Ese origen «pecaminoso», si se quiere catalogar así, no impidió que la JCE y sus jueces organizaran de manera razonablemente satisfactoria las pasadas elecciones presidenciales, como se espera ocurra también con las congresionales y municipales de mayo próximo, origen que tampoco puede usarse como pretexto para desconocer la facultad legal que tiene la Cámara de Cuentas para realizar esos experticios en el momento que lo crea oportuno y conveniente, independientemente de la desconfianza que inspiren esas acciones. Tan simple como eso.

En saco roto

  Parece haber caído en saco roto, a pesar de su absoluta pertinencia, la propuesta del dirigente perredeísta Orlando Jorge Mera de que las principales fuerzas políticas del país firmen un «pacto de civilidad» en el que se comprometan a realizar una campaña electoral respetuosa, sin insultos ni agresiones. Es probable que esa falta de entusiasmo obedezca al hecho de que al hacer su propuesta Jorge Mera la acompañó de una recriminación a su principal destinatario, el Partido de la Liberación Dominicana, como lo fue recordar la «campaña sucia» que supuestamente patrocinó el PLD en anteriores torneos electorales, lo que puso de inmediato a la defensiva a su homólogo peledeísta, Reynaldo Pared Pérez, quien siempre tiene puesta la ropa de pelear. Un error de bulto de Jorge Mera, poco ducho todavía en las marrullerías y dobleces de la política criolla, que ya tendrá la oportunidad de enmendar en el largo y escabroso camino que le queda por recorrer.

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