Sea porque el recuerdo de Noel  y su  secuela de muerte y destrucción están  demasiado cercanos, tanto que todavía hay comunidades incomunicadas y quedan familias refugiadas en escuelas, o porque la  ingrata experiencia por la que pasamos obligó a las autoridades a aprender de los errores cometidos, 

 lo cierto es que tan pronto se tuvo  noticia de la existencia de un “disturbio tropical” -anoche fue declarada tormenta tropical por  la Oficina Nacional de Meteorología- que se dirige al país acompañado de abundantes lluvias se han tomado todas las precauciones de lugar, desde informarlo a la ciudadanía la misma noche del domingo visitando los programas de televisión en vivo, hasta la declaración de alerta roja para las provincias María Trinidad Sánchez, Santiago, Puerto Plata, Duarte y Monseñor Nouel, entre otras, que serían golpeadas por el fenómeno.  La idea es que, contrario a lo que ocurrió con Noel, no nos sorprenda la embestida del fenómeno, que no nos vuelva a coger  asando batatas y que precisamente por esa falta de previsión los daños, tanto en vidas humanas como en bienes materiales, no sean tan cuantiosos. Sin embargo,  todavía anoche las familias residentes en las orillas de los ríos Ozama e Isabela no habían sido avisados por las autoridades sobre  del peligro que corren o hacia dónde deben ir en caso de que las aguas empiecen a subir. ¿Se habrán olvidado de ellas?

Una queja explosiva

Como era de esperarse, no todo el mundo está de acuerdo con la decisión de Interior y Policía de prohibir la producción, importación, comercialización y uso de fuegos artificiales así como de toda clase de artículos pirotécnicos en esta temporada navideña. La Asociación Nacional de Empresarios Pirotécnicos, que dice agrupar a más de cien empresas, está pidiendo a las autoridades reconsiderar la decisión, pues tienen sus almacenes llenos de mercancía que se dañará, con las consiguientes pérdidas materiales, a causa de la prohibición. Y explican que como ninguna autoridad les informó que este año  no habría fuegos artificiales realizaron sus compras, como siempre, noventa días antes de la Navidad, además de que  les autorizaron su importación y les cobraron los impuestos correspondientes.  Veremos qué responde el doctor Almeyda, quien en su calidad de funcionario público está obligado a actuar en nombre del interés general, a los empresarios pirotécnicos, y qué bajadero le buscará a su particular queja, definitivamente válida si las cosas han ocurrido como las han contado.

 El que mucho abarca…

La inauguración el pasado domingo de la Plaza Cristo Libre, en el populoso sector de Cristo Rey, constituyó todo un acontecimiento, y no solo porque el acto inaugural fue amenizado por varias orquestas y se distribuyó una gran cantidad de juguetes y golosinas entre la muchachada del sector, que no cabía de gozo. Construída sobre un espacio que antes servía de guarida nocturna para delincuentes, la nueva plaza tiene una extensión de 19 mil metros cuadrados,  dos parques infantiles, áreas bien iluminadas, un puente peatonal y una plazoleta central para celebrar actividades comunitarias, entre otros atractivos, además de que contará de un cuerpo de vigilancia permanente. Un orondo y emocionado Roberto Salcedo anunció, en ese mismo acto, que como parte de los proyectos de recuperación de los espacios públicos el cabildo capitaleño acometerá en breve el rescate del parque Eugenio María de Hostos, la Plaza de Guibia, la Omar Torrijos y el Zoológico viejo, además del rescate y puesta en uso, para disfrute de la comunidad pero sobre todo de la familia, de unos 35 parques que en estos momentos se encuentran abandonados. Dicen que el que mucho abarca poco aprieta, pero si Salcedo cumple así sea la mitad de las cosas que prometió en ese acto habrá rendido un gran servicio a la ciudad Capital.