El gobierno celebró el sábado pasado una sorpresiva rueda de prensa, en la que se anunció el inicio de las operaciones conjuntas de las instituciones públicas que ofrecerán asistencia a las comunidades más afectadas por el paso del huracán Jeanne. En ese encuentro participaron los secretarios de las Fuerzas Armadas y de Obras Públicas, el director del Instituto de Aguas Potables y Alcantarillados (INAPA), el presidente de la Refinería Dominicana de Petróleo, el director del Instituto Nacional de la Vivienda (INVI), el director del Plan Social de la Presidencia, así como los jefes del Ejército, la Marina de Guerra, y la Fuerza Aérea. Hubo, sin ambargo, una ausencia muy notoria, imposible de pasar por alto, que pudiera tener más de una interpretación; o el Comité Nacional de Emergencia, que preside el director de la Defensa Civil, ha dejado de servir para lo que fue concebido, o simplemente algún distraído, a causa de la prisa conque fue convocada, olvidó invitar a esa concurrida rueda de prensa al mayor general retirado Manuel A. Luna Paulino.

A mano pelá

Hay que imaginarse que la jefatura de la Policía Nacional ha sopesado muy bien los pro y los contra de su decisión de enviar a las calles, en labores de patrullaje, a decenas de agentes armados únicamente con sus macanas de reglamento, con la encomienda de prevenir robos, atracos o cualquier otro delito. Más que nada porque en Santiago, al igual que en el resto del país, la delincuencia se ha convertido en una verdadera pesadilla, delincuencia que, dicho sea de pasada, está mucho mejor armada que aquellos que pretenden, en nombre de la ley y el orden, enfrentarla. Los santiagueros, de todas maneras, parecen estar contentos con la presencia en sus calles de esos policías de a pie, mucho más cercanos a la gente y sus necesidades, pues su sola presencia -argumentan- servirá para mantener alejados a los antisociales, como se les decía antes. Ojalá que esta modalidad de patrullaje a mano pelá funcione, que no tengamos que lamentar una desgracia si, por azares del oficio, alguno de esos agentes se encuentra cara a cara con una Usis apuntándole al pecho con tan solo una macana para hacerle frente.

Despojo

El síndico de Bonao, Alberto Marte Almánzar, se queja amargamente de lo que califica como un abuso de poder del gobernador de esa provincia, Félix Nova, quien acompañado de un fuerte contingente policial despojó al cabildo de una pala mecánica que, según explica, utilizaba para reparar los caminos dañados por el huracán Jeanne. En protesta por la acción del gobernador el síndico se presentó, junto a los regidores, a la sede de la gobernación a reclamar la devolución del equipo, pero más que nada para saber con qué autoridad, amparado en qué decreto o mandato de cuál juez, el gobernador y su bien armada tropa procedió a perpetrar el despojo. La misma pregunta, precisamente, que debe hacerse todo aquel que se sienta cansado de ver cómo desde la autoridad se atropella una y otra vez, con infinito desprecio, el sagrado mandato de la ley.