Qué se dice
Buena vecindad

<STRONG>Qué se dice<BR></STRONG>Buena vecindad

Quienes pensaron que resultaría relativamente fácil convencer a las autoridades haitianas de levantar la prohibición a la entrada a su territorio de pollos y huevos procedentes de República Dominicana partiendo de la premisa de que la cepa de gripe aviar hallada de este lado de la isla, como han dicho y repetido una y otra vez nuestras autoridades sanitarias, no representa peligro para la salud humana, se equivocaron medio a medio.

A pesar de que los pollos y los huevos son la principal fuente de proteínas para la población haitiana, que se ha visto forzada a sustituirlos por arenque y sardinas, las autoridades haitianas  han decidido enviar al país una comisión, encabezada  por su secretario de Agricultura, para ver   con sus propios ojos las condiciones sanitarias en que opera el sector avícola nacional. Podrá decirse que las autoridades haitianas están en todo su derecho a tomar todas las previsiones que crean necesarias para evitar la entrada a su territorio de virus y enfermedades peligrosas, pero quienes presumen de conocer el comportamiento de nuestros vecinos aseguran que estos no desperdiciarán la actual coyuntura para sacar algunas ventajas en nuestras siempre difíciles relaciones bilaterales. De esa comisión va a depender  el destino final de esa prohibición, pero vale recordar que esos que hoy se comportan con tanto celo y desconfianza ni siquiera se tomaron la molestia de informar por los canales correspondientes a las autoridades dominicanas su decisión de impedir  la entrada de pollos y huevos como sería lo esperable entre dos buenos  vecinos.

  Complejo de superioridad

    “Yo no polemizo con ese señor…” Con esa lapidaria frase ha querido el doctor Reynaldo Pared Pérez, presidente del Senado y secretario general del PLD, dar por cerrada cualquier posibilidad de dilucidar, con las cartas sobre la mesa y teniendo por testigo a la opinión pública, la grave denuncia formulada por el diputado Radhamés Castro de que varios senadores, a los que citó por sus nombres y apellidos, introdujeron de contrabando, a través de testaferros y personeros, ONG fantasmas  en el Proyecto de Presupuesto y Ley de Gastos Públicos, bajo el argumento de que su trayectoria pública como político y funcionario le impiden equipararse con  quien ha tenido la osadía de cuestionar su seriedad y  buena fama. Igual de tajante ha sido el presidente Fernández al rechazar un  debate con el candidato del PRD, el ingeniero Miguel Vargas Maldonado, destinado a airear, entre otros temas de interés nacional, el origen de las fortunas de ambos,  bajo el frívolo argumento de que el candidato opositor no pertenece a las “grandes ligas”. Ambos gestos pueden calificarse, sin mucho apuro, como claramente anti democráticos, pero también son una señal, inquietante por demás, de que el peledeísmo en el poder está empezando a creerse su propia leyenda y que en verdad están muy por encima del resto de sus mortales conciudadanos.

   Indultos

Dice el doctor Radhamés Jiménez, como quien anuncia el hallazgo de la fórmula del agua tibia,  que la doméstica Deidania González Jiménez, condenada a 30 años de cárcel por el asesinato del empresario arenero José Castro, tiene derecho a solicitar el perdón a la Comisión de Indultos. Tanto el Procurador General de la República como cualquiera que, con dos dedos de frente, haya dado seguimiento al caso,  sabe que ese será el próximo paso de los abogados de la doméstica, que acaba de entregarse a las autoridades no sin antes aclarar que nunca estuvo prófuga porque todo este tiempo ha estado en su residencia sin que ninguna autoridad la persiga ni  moleste, pero habrá que ver qué opina la susodicha comisión y si se atreverá a mantenerla en prisión mientras Miriam Brito, autora principal del crimen por el que fue condenada a la pena máxima, disfruta de libertad gracias al indulto que le diligenciaron sus bien situados padrinos.

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