Qué se dice
Clientelismo

Qué se dice<BR>Clientelismo

Antes de que nos acostumbremos  al grotesco espectáculo que ofrece el candidato presidencial del PRSC con su repartidera de dinero, gallinas, mosquiteros y canastillas para embarazadas, entre otras chucherías, a una multitud hambrienta de dádivas, conviene enterarse de que Amable Aristy Castro puede utilizar esos recursos, con iguales propósitos, en mejores y más productivas causas.

En su más reciente “cacerolazo” el mismo Aristy Castro reveló que desde que se enteró, gracias a este diario, de las condiciones en que se encuentra una escuela en Haina donde ni estudiantes ni profesores tienen en qué sentarse acudió en su ayuda llevándole butacas, computadoras, televisores,  un transformador de 50 kilos para hacer frente a los apagones, y dispuso también la reparación de las instalaciones sanitarias.

 Es lo que podría llamarse, con todo derecho, clientelismo positivo, probablemente una manera de sacar algún provecho a un mal irremediable, con el que parece que tendremos que convivir por un buen rato, siempre y cuando logremos convencer a  nuestros políticos de que repartan menos  papeletas, funditas y demás chucherías entre las hordas de menesterosos que como voraces parásitos los persiguen a donde quiera que van  y los inviertan en obras y necesidades concretas de las comunidades a las que quieren conquistar para su causa, que estas sabrán  agradecerlo mejor y durante más tiempo. ¿No les parece buena idea?

Remesas

Franklyn Minaya es un dominicano residente en Nueva York, ex policía para más señas, a quien una corte federal acaba de condenar a 130 años de cárcel, luego de ser encontrado culpable de una serie de crímenes, entre ellos dos asesinatos, vinculados al narcotráfico.

 La Fiscalía Federal del Distrito Sur de Estados Unidos con sede en Nueva York explica en un comunicado que hasta el momento se trata de la condena más larga  impuesta a un ciudadano dominicano en más de 40 años de migración criolla hacia Estados Unidos, y señala que Minaya era el líder, desde 1997, de una de las organizaciones más violentas dedicada a cometer robos, atracos, secuestros, distribución de drogas y otros delitos mayores en el condado de El Bronx y el Alto Manhattan.

Se trata de un auténtico pez gordo del que, de ninguna manera, deberíamos sentirnos orgullosos, y a quien las autoridades norteamericanas tendrán bajo llave, separado de la sociedad para la cual representa una seria amenaza, por un buen tiempo. No ha ocurrido así, sin embargo, con varios de sus cómplices y colaboradores, a quienes las autoridades norteamericanas “despacharon” para  República Dominicana tras cumplir sus condenas, como parte de las periódicas remesas de “ex” criminales que nos envían para que nos acabemos de jorobar.

  Al que le sirva…

A pesar de que han sido muy comentadas  en sectores de opinión lo cierto es que la oposición política dejó pasar una buena oportunidad de enrostrarle al gobierno sus desaciertos y malas prácticas al no ocuparse de poner “en contexto” las declaraciones de monseñor Fausto Ramón Mejía Vallejo, rector de la Universidad Tecnológica del Cibao (UTECI), quien calificó como  “deprimente y asqueante” el comportamiento y las prácticas de muchos políticos dominicanos, que venden y compran conciencias -dice monseñor- como si se tratara de mercancías.

La indirecta de monseñor Mejía Vallejo, como es fácil adivinar, solo puede tener un destinatario, pues solo  uno de los candidatos a la Presidencia de la República ha utilizado como estrategia de campaña el sonsacamiento y la captación de tránsfugas de distinto pelaje para dizque fortalecer su candidatura, y todos conocemos su nombre.

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