QUE SE DICE
Combustibles y pasajes

QUE SE DICE<BR>Combustibles y pasajes

En solo ocho días el gobierno ha bajado el precio de los combustibles considerablemente. El 27 de agosto pasado un galón de gasoil costaba RD$76.40 y hoy se paga a RD$67.20 para un rebaja de RD$9.20, equivalente a una disminución de precios del 12%. Ese combustible es de uso generalizado para el transporte urbano e interurbano en autobuses y minibuses, así como el de carga.  El gas propano continúa subsidiado para quienes lo adquieren en cilindros de hasta 100 libras, que es el caso de la mayoría de los carros que transportan pasajeros tanto en el “concho” como en el servicio de taxis. La gran expectativa de la gente es saber cuántos pesos va a bajar el pasaje en las distintas rutas urbanas e interurbanas en todo el país.  Acostumbrados ya a que empresas y sindicatos de transportistas aumenten casi automáticamente los pasajes cuando se producen alzas en los combustibles –alzas siempre desproporcionadas- lo menos que deben hacer ahora es reajustar a la baja los fletes en la proporción en que han bajado los combustibles. Lo mismo puede decirse del transporte de mercancías en los camiones. Comerciantes y empresarios están a la espera de que se reduzcan sus costos por el acarreo de productos en la proporción en que ha bajado el precio del galón de gasoil. Las autoridades, como es natural en cualquier país que esté bien gobernado, están en el deber y en la atribución de hacer que se produzca esa baja. 

CORONEL Y TERRATENIENTE

Que José Seferino Adames (Negrito), el eterno chofer personal de Hipólito Mejía, fuera “enganchado” al Ejército con el grado de coronel y que haya sido favorecido con una finca de 1,490 tareas, dentro de un “programa” de reforma agraria, es como para no creerlo. Porque si esto es verdad, y es obvio que lo es porque Negrito le dijo al Listín Diario que quiere un plazo de siete días para sacar sus novillos y vacas de esta “parcela” localizada en Jobobal, Bayaguana, entonces, amigo lector, el panorama de este país es como para llorar y llorar con profunda tristeza y lástima.

LA MUERTE DEL NIÑO

En el país estamos llegando a límites sorprendentes de indolencia. En ninguna parte del mundo la agonía de un niño es aceptada con la displicencia con que se comportaron el viernes miembros de la seguridad destacados en el aeropuerto Las Américas.  Cuando el ciudadano venezolano Augusto José Padilla, quien conduciendo un automóvil estropeó al niño Angel Gabriel Frías, de 12 años, se presentó con el menor mal herido al dispensario médico de la terminal aérea en busca de asistencia, se encontró con una orden terminante: Angel Gabriel no iba a ser atendido debido a que para tener posibilidad de entrar al dispensario se necesitaba una orden del coronel Domingo Medina Méndez, jefe de seguridad. Mientras aparecía la orden, el menor, que frecuentaba el aeropuerto para lustrar zapatos,  soportaba sin asistencia el dolor de los traumatismos severos que sufrió. Cuando lograron entrar con el herido y los médicos lo examinaron, ya era tarde y murió. La de este menor no es una simple muerte, es poco menos que un asesinato, no imputable al conductor del vehículo que lo recogió y buscó asistencia médica, sino a quienes con su indolencia y falta de responsabilidad, imponen normas en un centro de salud que debe estar preparado para recibir emergencias colectivas, no un simple accidente de tránsito. Nos gustaría escuchar la reacción de las autoridades, de los arrendatarios del aeropuerto, del Colegio Médico y de cuantos entienden que casos así no deben repetirse.

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