QUE SE DICE
Como Philippe por su casa

QUE SE DICE<BR>Como Philippe por su casa

Las autoridades de Migración, así como los organismos de seguridad del Estado, deberían indagar el rumor, atribuído a fuentes diplomáticas, de que el ex comisario de policía Guy Philippe, uno de los líderes de la insurrección armada que derrocó a Jean Bertrand Aristide, se encuentra de manera «clandestina» (las comillas son absolutamente pertinentes) en República Dominicana. No sería la primera vez que Philippe, a quien las autoridades negaron -supuestamente- el visado dominicano, ingresa de manera irregular a nuestro territorio no obstante la «oposición» de las autoridades, como tampoco sería la primera vez que esas mismas autoridades se hacen de la vista gorda ante la naturaleza de sus actividades de este lado de la frontera. Philippe, quien según las versiones está en el país desde el viernes pasado, ya sostuvo discretas reuniones con algunos compatriotas y amigos dominicanos, como parte de las diligencias propias de su nueva aventura personal: la presidencia de Haití. ¡Feliz estadía!

Damnificados

Nadie pone en dudas que el gobierno, a través de la Secretaría de Obras Públicas y otras instituciones, entre ellas las Fuerzas Armadas, ha hecho todo lo posible por restablecer la comunicación terrestre con las comunidades más afectadas por el huracán Jeanne, pero no ha sido todo lo diligente que ameritan las circunstancias para atender otras necesidades más perentorias, como es el alimento y el techo de los que hay que proveer a los cerca de diez mil damnificados que todavía quedan en Higuey y El Seibo, pasando las de Caín en casas de vecinos, amigos o familiares. Por eso tanto el obispo de la provincia La Altagracia, monseñor Gregorio Nicanor Peña, como el cura párroco de Nagua, Rogelio Cruz, coinciden en hablar de hambruna, del peligro cierto de que toda esa gente, que se ha quedado en la miseria, empiece a sufrir las consecuencias de la falta de alimentos. Sirva el llamado de alerta de los religiosos para recordarle a las autoridades, por si acaso ya lo habían olvidado, que todavía hay miles de dominicanos y dominicanas padeciendo en carne propia los efectos de una gran tragedia con nombre de huracán.

De víctimas y victimarios

Es probable que por culpa del alboroto provocado por la utilización, por parte de oficiales superiores de la Policía Nacional, de los vehículos recuperados de manos de los ladrones, pero más que nada a causa del debate que ha generado en la opinión pública un hecho tan escandaloso, se hayan producido algunas confusiones que quizá sea preciso aclarar, en ánimo de poner cada cosa en su lugar. Las víctimas en ese episodio no son, como ha llegado a sugerirse, los siete oficiales a los que se señala, en calidad de chivos expiatorios, como principales responsables de la utilización de esos vehículos, como tampoco lo es la propia institución del orden, a pesar de estar pasando por una crisis de credibilidad pública sin precedentes. Las verdaderas víctimas en este caso, conviene que no lo olvidemos nunca, son los dueños de esos vehículos, sus propietarios, a quienes la Policía Nacional, en lugar de proteger, ha despojado con total premeditación y alevosía.

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