QUE SE DICE
Corrientazos fatales

QUE SE DICE<BR>Corrientazos fatales

La República Dominicana es uno de los países con más altos índices de lesiones y muertes a causa de la electricidad, y las estadísticas de los infortunios relacionados con el uso de gas propano también son altas. Las electrocuciones más comunes aquí tienen mucho que ver con las conexiones ilegales en redes de distribución. Por toda la extensión de la geografía dominicana, de cada seis líneas para consumo de energía, tres fueron hechas ilegalmente, y sin rigor técnico, por los propios usuarios. Es común alcanzar a ver en cualquier poste a algún individuo que, “a mano pelᔠhace las veces de electricista manipulando cables energizados como si tal cosa.  Con el mismo criterio que se aplica en los campos, de que si el río pasa cerca todos podemos tomar algo de sus aguas sin rendir cuenta a nadie, en las ciudades del país muchos ciudadanos actúan como si la electricidad les cayera del cielo y  no viniera al caso, ni remotamente, que les sea facturada. En el marco de esta cultura, cientos de personas pierden la vida cada año  por electrocución. En cuanto al gas propano, que sí hay que pagarlo aunque esté subsidiado, la falta de conciencia  sale muy cara también en bienes y vidas. Los cilindros son acarreados masivamente sin respeto a normas de seguridad, y muchos se descuidan con el estado de sus equipos domésticos.

Sonrisas…. y realidades

Las puestas en posesión de nuevos funcionarios se han desarrollado en marcos de cordialidad y gentileza y a veces hasta  han incluído su poquito de coba, de aquí para allá y de allá para acá. En los discursos  de orden algunos de los que cesaron fueron descritos  por sus relevos como buenos exfuncionarios, y éstos no tuvieron  más remedio que elogiar a los que pasaron  a ocupar sus cargos. Lo que vendría después, es otra cosa. Pasadas las formalidades y los abrazos ordenados por la cortesía, podrían escucharse algunos truenos. Ya comienzan a palparse realidades que van más allá de los papeles  de la formalidad y la apariencia que se entregaban en la transición.  Ahora aparecen las cuentas agotadas, las arcas exhaustas y las nominillas devoradoras de presupuestos. Aparecen también los gastos crecidos después del 16 de mayo, las adquisiciones injustificadas que conviertieron a algunos departamentos en lugares muy bien amueblados pero sin insumos ni material gastable para trabajar.

Crédito cerrado

Mientras el gas propano escasea y la vida de muchos consumidores está trastornada,   capitanes de  dos de los buque-cisternas que traen el combustible al país  están muy tranquilos, pero fondeados allá en alta mar, y llenos hasta el tope, a la espera de una garantían: entren a puerto que ya aparecieron los dólares para pagarles. En algunos renglones, seguimos en  una lista de  los malapagas  más importantes del Caribe. Como cuando algunos   viajes de principios del siglo pasado tenían que hacerse en goletas y a la hora de desembarcar  la tripulación se cuidadaba  de los tígueres que trataban de  irse sin pagar.  Les decían: cuarto en mano y c… en tierra. Mientras desde el exterior se pronostica a veces que República Dominicana podría caer en “default” o cesación de pago  (o insolvencia total frente a sus acreedores) los proveedores de cosas tan elementales como el GLP nos tratan con un “ver para creer”. Ya no nos fían ni el combustible de cocinar. Cuando las autoridades anuncian que algún barco entrará pronto, es porque,  chelito a chelito, reunieron el dinero para pagar su carga.

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