Un comportamiento de la macroeconomía con alcances mundiales, ha estado vinculado al ámbito local con noticias y trastornos menores de la vida diaria, pues, como ya se sabe, en República Dominicana todo objeto metálico al aire libre, por insignificante que parezca, se ha vuelto blanco de los ladrones. Cables, tapas de alcantarillas, tarjas, líneas telefónicas y barandas de autopistas, han ido desapareciendo. Rieles y piezas oxidadas de la hundida industrial estatal del azúcar se esfuman continuamente. Una explicación confiable sobre el trasfondo de esta fiebre de hurtos de metales figuró en una nota del Financial Times reproducida en la sección Económica de este diario hace pocos días. China devora chatarras y se impone como productor-consumidor de acero. La trascendencia de sus políticas de inversión y su incontrolable consumo afectan indirectamente la vida del resto del mundo. El hierro usado funciona, como nunca, como una fuente de vida para recolectores, mayoristas y exportadores de estructuras y piezas viejas pues los precios de la chatarra se han duplicado. ¡Quién lo iba a creer! Cualquier transeúnte que sea tragado por el hueco sin tapa de una calle puede echarle la culpa a Pekín.
De lo grande a lo pequeño
A juzgar por lo reducido de la caravana presidencial de vehículos que se observa por avenidas de la ciudad cuando el doctor Leonel Fernández va de la casa al Palacio, y viceversa, la declarada intención de reducir gastos oficiales incluye un consumo moderado de carburantes y de servicios personales en los ajetreos ordinarios de la vida palaciega. Bajo el gobierno anterior, encabezado por un jefe de Estado con pasión itinerante, los recorridos que se originaban en los altos niveles oficiales por lo regular incluían un chorro incontenible de yipetas; numeroso personal de seguridad; exceso de funcionarios arrimados al tronco mayor y no pocos tumbapolvos procurando las mejores sombras del oficialismo. De chercha en chercha, y de compadreo en compadreo, era mucho lo que subía para el Erario el precio de mantener bien rodeado y transportado al mandatario.
De lo dicho a lo hecho
Por más que digan lo contrario, la extraordinaria inversión en un nuevo acueducto para el Este de Santo Domingo no ha dado mejoría alguna al suministro de agua a ese municipio, cuyas familias en promedio no reciben más de cuatro horas de suministro a la semana. La inauguración, que al final de su mandato hizo el anterior gobierno no fue más que una forma de burlarse de los ciudadanos que estuvieron, antes y después del acto oficial, bombadeados por una propaganda que generaba grandes expectativas de abundancia del líquido. El tal aumento de caudal nunca ha llegado; y las anteriores autoridades solo trasciendenen lo que a acueducto se refiere- por el desastre que dejaron en el sistema vial, con gruesos tubos sin enterrar y pavimentos pór restaurar… y por una deuda de varios cientos de millones de pesos.