Qué se dice
De mal en peor

Qué se dice<BR><STRONG>De mal en peor</STRONG>

 Como era de esperarse estando de por medio las pasiones, sobre todo las pasiones políticas, se ha tornado color de hormiga el conflicto en el ayuntamiento de Salcedo, que enfrenta a peledeístas con los reformistas y perredeístas agrupados en la Alianza Rosada, al extremo de que la noche del lunes el edificio del cabildo fue blanco de dos bombas de fabricación casera a pesar de estar custodiado por tropas policiales, que se vieron obligadas a disparar sus armas contra los agresores. Mientras eso ocurre se ha sabido de la incautación, por parte del Ejército Nacional, de vehículos propiedad de los ayuntamientos de Salcedo y Jamao, acciones que los dirigentes de la Alianza Rosada atribuyen al Gobierno, pero que, según dicen, no conseguirá amedrentarlos ni debilitarlos. Así las cosas, y visto el poco interés «de las autoridades correspondientes» en sofocar ese peligroso conflicto, se recuerda que si bien la tragedia ocurrida en el ayuntamiento de Piedra Blanca, Bonao, que costó la vida a dos dirigentes peledeístas y dos perredeístas irá a parar al volumen que recoja la interminable historia de la impunidad en República Dominicana, se trata de un acto de barbarie política que no debe volver a repetirse.

«Aclaración»

  Cualquiera diría que después de la «aclaración» del secretario de las Fuerzas Armadas, Almirante Sigfrido Pared Pérez, atribuyendo a «fallos de inteligencia» el reperpero armado alrededor de los vuelos no autorizados de helicópteros norteamericanos en la frontera, puede darse por cerrado ese engorroso expediente, mucho más después que la embajada norteamericana puso los puntos sobre las íes que faltaban al explicar que las maniobras contaban con la aprobación expresa del Ejército dominicano. Sucede, empero, que a pesar de esa «aclaración» quedan todavía algunos puntos oscuros. ¿Por qué no se produjo esa aclaración el pasado domingo, cuando El Nacional publicó la noticia, tratándose de un asunto tan delicado? ¿Por qué se esperó a que el jefe del Ejército confirmara la supuesta violación de nuestro espacio aéreo por las naves extranjeras? Claro que hubo confusión, lentitud y hasta torpeza, pero un desempeño tan poco feliz -con perdón del Almirante Pared Pérez- no sería correcto atribuirlo a simples fallos de «inteligencia» sino de todo lo contrario.

Indolencia

  En los días previos a la inauguración de la reparación al puente Duarte, Claudia Franchesca de los Santos, subsecretaria de Obras Públicas, confesó que esos trabajos, en los que el gobierno invirtió poco más de veinte millones de dólares, eran el primer mantenimiento, en el verdadero sentido de la palabra, que recibía ese o cualquier otro puente en el país. La escandalosa revelación pasó entonces desapercibida, probablemente porque fue recibida como otra muestra más de la ausencia de una cultura de mantenimiento, en nuestra administración pública, que se ocupe de las obras construidas con recursos de los contribuyentes, desde un humilde parquecito de pueblo hasta una gran presa hidroeléctrica. Y parece que así seguirán siendo las cosas, tal y como mostró un reportaje de este diario sobre el puente Juan Bosch, justo al lado del remozado Juan Pablo Duarte, que exhibe sin sonrojos los estragos de la incurable indolencia gubernamental.

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