Qué se dice
De policías y bandidos

<STRONG>Qué se dice<BR></STRONG>De policías y bandidos

Hay quien dice que el mejor disfraz al que puede recurrirse para cometer un asalto o cualquier acto delictivo en este país es el de agente de la Policía Nacional, aunque hay otros que piensan, y no son pocos, que muchos de los casos que se reportan como protagonizados por delincuentes que se visten como policías se trata en realidad de verdaderos policías incursionando con ventaja, premeditación y alevosía en el mundo del delito.

No es un secreto para nadie, por ejemplo, que en el país operan bandas “mixtas”, es decir integradas tanto por delincuentes como por policías, de lo que pueden dar sobrado testimonio las páginas de los periódicos, lo que también explica que cada vez que se produce en alguna comunidad un desborde de la delincuencia lo primero que hace la jefatura policial, para curarse en salud, es trasladar al comandante de la dotación, como acaba de ocurrir en Las Terrenas, Samaná, y con frecuencia hasta la dotación completa, ante la sospecha de que o son cómplices de los delincuentes o se hacen de la vista gorda ante sus desmanes. ¿Puede la actual jefatura evitar que esas cosas ocurran? Por supuesto que no; lo que sí puede hacer, tal y como se le viene reclamando con marcada insistencia, es proceder a una profilaxis profunda y sistemática que saque a los delincuentes de las filas policiales.

Protestas callejeras

Una reunión entre el secretario de Obras Públicas y representantes de Bayaguana puso fin a la huelga que durante dos días paralizó sus actividades productivas, luego de que el ingeniero Freddy Pérez se comprometiera a iniciar desde el próximo lunes el bacheo y reparación de la carretera Bayaguana-Santo Domingo, una de las principales demandas de los huelguistas. ¿Se procederá de igual manera con los residentes en el sector El Javillar, en Puerto Plata, donde se produjeron violentos enfrentamientos entre policias y manifestantes, que reclamaban al gobierno el cumplimiento de su promesa de dotar de viviendas a las víctimas de una inundación reciente, pero que aprovecharon el desorden para romper a pedradas los cristales de varios vehículos y hasta para apedrear un autobús lleno de turistas? Cierto es que la tradicional indolencia de nuestros gobiernos de alguna manera legitima el hecho de que las comunidades se tiren a la calle a exigir que se atiendan sus necesidades, pero también lo es que la alteración del orden público y la destrucción de la propiedad constituyen un exceso que este ni ningún gobierno puede ni debe tolerar.

En minoría

 Juan Alberto Lora Ruiz, miembro de la Cámara de Cuentas, considera que ese organismo está inmerso en una “situación de emergencia” luego de hacerse públicos los generosos aumentos que se hicieron a sí mismos sus jueces, por lo que se mostró partidario de que el pleno del organismo se reúna cuanto antes a buscar una solución a ese engorroso problema. Lora Ruiz fue el único juez, de los nueve que integran la Cámara de Cuentas, que no votó en favor de ese grosero aumento; su argumento de que no era el momento propicio para hablar de aumentos de sueldo sino de mostrarle al país el trabajo eficiente y trasparente que puede hacerse desde la nueva Cámara de Cuentas cayó en el más profundo vacío. Pudo mas, por aplastante mayoría, el afán de lucro, valor supremo en una sociedad excesivamente materialista como la nuestra, que la prudencia y el respeto que merecen el resto de sus conciudadanos.

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