Las autoridades, y particularmente el jefe de la Policía Nacional, deben asumir como un desafío el esclarecimiento del robo de al menos 30 armas de fuego depositadas, como cuerpos del delito, en la bóveda de la Fiscalía de San Cristóbal, un hecho que ha provocado asombro por la audacia de los ladrones, pero también por el descuido imperdonable de las autoridades responsables de su custodia, confiada a un par de serenos a pesar de que a principios de año se produjo otro robo de amas en el mismo lugar y nunca más se ha vuelto a saber de ellas.

El mayor general  Rafael Guillermo Guzmán Fermín designó una comisión especial, integrada por dos coroneles, para investigar el caso, indagatorias que se han iniciado, dadas las características del robo, con el interrogatorio del personal que labora en la fiscalía. Confiemos en que esa comisión se tome en serio su trabajo, que comprenda que se trata de un desafío intolerable a la autoridad, y que es preciso recuperar cuanto antes esas armas. Y lo más importante: que se dote a la fiscalía de San Cristóbal de la vigilancia policial adecuada, pues al ritmo que lleva va camino   a convertirse en la principal abastecedora de armas de fuego de la activa delincuencia que opera en  país.

La propuesta de Candelier

El general retirado Pedro de Jesús Candelier, candidato presidencial del Partido Alianza Popular (PAP), dice tener la solución para que la JCE pueda, a pesar de la pobre asignación recibida en el Presupuesto Nacional, organizar sin mayores contratiempos las elecciones  del próximo año: descontinuar la entrega de fondos a los partidos tradicionales, léase PLD, PRD y PRSC, y que solo se asignen recursos a los partidos emergentes, a las nuevas fuerzas políticas.  Según Candelier son esos partidos emergentes, junto a sus candidatos,  los que verdaderamente necesitan de esos recursos para financiar sus actividades, como ocurre -dijo- en otros países y otras democracias, donde se les da oportunidad a que den a conocer sus ofertas y programas al electorado. Se trata, desde luego, de una propuesta inviable, al margen de la Ley Electoral, pero digna de ser tomada en cuenta cuando decidamos redistribuir, con un  mayor sentido de equidad, los cuantiosos recursos que invierte el Estado dominicano en la costosa partidocracia que nos gastamos.

El “disgusto” del Presidente

Quizá no fuera esa la intención del presidente Fernández, pero así fue como sonó; como una burla. Hubiera sido preferible que el mandatario, al responder a los periodistas interesados en conocer su reacción a los reclamos de distintas instituciones  por una mayor asignación presupuestaria, dijera que las obligaciones y compromisos del gobierno, como son el servicio de la deuda y el pago de los subsidios al GLP y la tarifa eléctrica, absorben el grueso del Presupuesto, o que utilizara el cuco del FMI, como hizo Vicente Bengoa, para explicar esas insuficiencias. ¿Quién le va a creer al Presidente de la República que él   también está “disgustado” con los recortes hechos en el Presupuesto a la Presidencia  si el Metro de Santo Domingo, la obra que soñó desde niño y que le ha impuesto al país, recibirá 10 mil millones de pesos a fin de honrar su promesa de dar un paseo con los legisladores el próximo 27 de febrero?