Qué se dice
Desahogo

<STRONG>Qué se dice<BR></STRONG>Desahogo

El crecimiento vegetativo de la matrícula del Congreso Nacional vuelve a ser motivo de preocupación, esta vez de parte del presidente de la Cámara de Diputados, Julio César Valentín, quien parece convencido de que la gran cantidad de diputados -178- que existe en la actualidad, junto a la irresponsabilidad de muchos de sus colegas, es en gran parte  responsable de la suspensión de las últimas sesiones de trabajo.

Un inocultable sentimiento de frustración  llevó a Valentín a quejarse en voz alta, en pleno hemiciclo, de las dificultades que viene confrontando para manejar una sesión tan numerosa, sobre todo con diputados que hablan hasta por los codos y todos al mismo tiempo.

 “Parece como si estuviéramos en un play”, se le escuchó decir en un momento de su intervención, al igual que se le escuchó anunciar que propondrá la reducción de la membresía de la Cámara de Diputados. No es, en realidad, una propuesta novedosa, de hecho no han sido una ni dos las veces que se ha planteado la necesidad de congelar la matrícula legislativa o modificar la Constitución, pues al paso que vamos muy pronto habrá que construirle un nuevo anexo al Congreso Nacional o mudar a senadores y diputados  al Estadio Olímpico para que puedan trabajar con más holgura. Pero como tantas cosas que los políticos dominicanos dicen que hay que hacer pero que nunca hacen simplemente porque no les conviene, el anuncio del presidente de la Cámara de Diputados no pasará de un desahogo en voz alta contra sus incumplidores colegas. Peso a morisqueta.

Iglesia a la carga

La Iglesia Católica ha decidido, a través del Arzobispado de Santo Domingo, traducir en un esfuerzo concreto su hasta ahora desoído reclamo de que se separe la celebración del carnaval dominicano de la cuaresma, sometiendo al Congreso Nacional un proyecto de ley que propone que para el año 2008 el pre carnaval se celebre los días 1 y 2 de febrero, dejando el gran desfile para el día 3. A pesar de que no ha estado sola en su exigencia de separar ambas fechas, que también han respaldado  la Comisión de Efemérides Patrias, el Instituto Duartiano y, en esta oportunidad, la secretaría de Educación, la Iglesia no ha conseguido  evitar que por aquí celebremos el carnaval, la fiesta pagana por excelencia, junto a la cuaresma, tiempo consagrado por los católicos a la reflexión, el recogimiento espiritual y el acercamiento a Dios.

 En esta ocasión, sin embargo, podría tener mucho mejor suerte, pues es probable que nuestros legisladores  con gran receptividad y comprensión el proyecto de ley del arzobispado, que de todas maneras siempre tendrá a su disposición el efectivo recurso de montar una multitudinaria manifestación a las puertas mismas del Congreso Nacional para “convencer” a senadores y diputados de las bondades de su nueva cruzada.

Imprevisión

Está claro, desde hace mucho tiempo, que la prevención no es precisamente nuestra especialidad, que preferimos que el azar nos sorprenda, para bien o para mal, a intentar planificar las cosas, tomar les necesarias previsiones para poder tener así algún control de lo que pasa a nuestro alrededor y la forma en que nos afecta.

No es la primera vez -ya hay gente por ahí recordando lo que ocurrió en 1998 con el huracán Georges y el infeliz desempeño de Elpidio Báez al frente de la Defensa Civil- que la Naturaleza nos agarra desprevenidos por falta de  información oportuna, por parte de las autoridades, sobre lo que se nos viene encima, lo que han aprovechado los partidos políticos de oposición, que no pierden la oportunidad de pescar en río revuelto ni siquiera en tiempos de calamidad o desgracia nacional.

No es tiempo de jugar a la ganancia política con el dolor y el sufrimiento de tanta gente que ha perdido tanto, pero es un hecho que la llegada de Noel nos cogió a todos desprevenidos, incluídas las autoridades “competentes”.

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