Cuando el presidente Leonel Fernández proclama, en medio de un acto oficial como lo fue la celebración en La Vega del Día del Agricultor, que el gobierno que encabeza es el único que garantiza la buena marcha de la economía, ¿está haciendo proselitismo y, por tanto, utilizando los recursos del Estado para promover su reelección?

La propuesta del doctor Eddy Olivares, juez de la Junta Central Electoral, de que el presidente Fernández se tome una licencia cuando arranque la campaña electoral a fin de garantizar la equidad entre los candidatos, al igual que la carta remitida por Participación Ciudadana al presidente del tribunal de comicios recomendándole una serie de medidas encaminadas a regular el uso de los recursos del Estado en actividades proselitistas, han colocado en el centro del debate un tema muy espinoso y en el que gastaremos mucha tinta y muchas discusiones, la mayoría de ellas destinadas al enorme vertedero donde han ido a parar tantos buenos propósitos en este país, pero sin duda saludable para una democracia que se construye día a día a costa de muchísimos tropezones.

Desinformación
Es probable que si el síndico del Distrito Nacional, Roberto Salcedo, se hubiera tomado la molestia de explicarle a los munícipes capitaleños las razones y alcances de su polémico plan de arborización se hubiera ahorrado muchos disgustos y, sobre todo, el aluvión de epítetos que le ha caído encima, entre ellos el que le compara con el célebre Atila, rey de los hunos, de quien se decía que donde pisaba su caballo no volvía a crecer la hierba jamás. No se trata de un gran problema para un gobierno que invierte tantos recursos en publicidad y propaganda, por lo que nada le costaría al cabildo mantener al tanto a sus munícipes de las cosas que se hacen atendiendo al llamado Plan Estratégico de Desarrollo de la Ciudad de Santo Domingo, con el que pretende rescatar y modernizar el espacio público y todo el sistema de parques. Nadie discute, así las cosas, que el síndico Salcedo y sus asesores trabajan con un plan en las manos debidamente sopesado y ponderado, pero la falta de información oportuna y transparente sobre esos planes y proyectos está conspirando contra su exitosa materialización.

Dios los cría…
Echele la culpa, si de buscar culpables se trata, a la mentada globalización, la apertura de los mercados y fronteras o simplemente considérelo una muestra mas de que la modernidad tocó nuestras puertas dándole un aire cosmopolita al mundo del crimen y el delito en República Dominicana. ¿Que cómo así? La Policía Nacional anunció ayer el apresamiento de un italiano, un puertorriqueño y un venezolano a los que acusa de integrar una banda que se dedicaba a adquirir bienes y mercancías utilizando tarjetas de crédito falsificadas, con las que habrían estafado a decenas de empresas y establecimientos comerciales. La escueta nota policial no explica cuál era el status de esos extranjeros en el país, cómo ingresaron a territorio dominicano ni cuánto tiempo llevaban operando juntos, pero no hay que olvidar un viejo y sabio refrán que podría tener esa respuesta: Dios los cría y ellos se juntan.