Qué se dice
Disonancias

<STRONG>Qué se dice<BR></STRONG>Disonancias

Porfirio Rodríguez, Coordinador Nacional de Participación Ciudadana, ha dejado bien claro que el movimiento cívico piensa continuar sus labores de supervisión de nuestros procesos electorales, obviando darse por aludido ante la advertencia del presidente de la Cámara Administrativa de la Junta Central Electoral, el doctor Roberto Rosario, de que el organismo no permitirá que “terceros” la dirijan desde fuera, y lo mismo se espera que hagan otras organizaciones y personas particulares, pertenezcan o no a la sociedad civil, que igualmente se sientan comprometidas con el mejoramiento de  nuestros mecanismos democráticos.

El doctor Julio César Castaños Guzmán, a quien por su condición de presidente del tribunal de comicios se le considera su portavoz natural, ha sido reiterativo al afirmar que la JCE es una institución democrática y plural, abierta a las observaciones y críticas de todo el que se sienta capaz de aportar un granito de arena en el fortalecimiento de la institución responsable de organizar las elecciones.  ¿Cuál es la posición de la JCE frente a las críticas que se le hacen; de confrontación y rechazo o de receptividad, apertura y tolerancia? Cuando monseñor Agripino Núñez Collado hablaba, hace unos días, de la falta de coherencia interna que exhibían algunos jueces del tribunal comicial es probable que estuviera pensando, precisamente, en lo distantes que están, en sus pronunciamientos públicos, ambos jueces, y las repercusiones que esas disonancias pudieran tener en el cumplimiento de las enormes responsabilidades que la JCE tiene por delante.

   Turismo y delincuencia

Los empresarios de Las Terrenas, uno de los enclaves turísticos más hermosos del país, han recobrado la tranquilidad perdida, y todo gracias a que la jefatura de la Policía Nacional dispuso el reforzamiento de los servicios de vigilancia con la asignación de 18 oficiales formados en la Escuela Nacional de Seguridad Ciudadana, con lo que se espera mejorar sensiblemente la seguridad en la zona, azotada por una delincuencia que con demasiada frecuencia encontraba el apoyo y la complicidad de aquellos llamados a perseguirlos. Algo parecido tuvo que hacer el jefe policial en Verón, Higüey, donde el cura párroco denunció que la delincuencia  está de su cuenta, más que nada porque la Policía carece de medios para hacerles frente, empezando por un vehículo adecuado conqué hacer labores de vigilancia y patrullaje: se dispuso el traslado de la dotación completa y se reforzó con una mayor cantidad de agentes policiales. Inseguridad y turismo son absolutamente incompatibles; qué bueno que así empiezan a entenderlo las autoridades.

  Ancho y ajeno

El mundo no solo es ancho y ajeno, como decía el gran Ciro   Alegría, sino también tremendamente injusto, sobre todo si usted vive en una isla y, para su mala suerte, esa isla también pertenece a la todavía larga lista de países pobres o, como reza el conocido eufemismo, en “vías de desarrollo”.

 El colmo de esa injusticia se encuentra expresado en un informe reciente de la Organización de Naciones Unidas, donde se señala que las naciones más pequeñas y los países menos desarrollados serán los más vulnerables a los efectos del progresivo cambio climático a pesar de que, por su propia pequeñez y pobreza, han contribuido muy poco o casi nada a crear las condiciones para la eventual catástrofe. Casi dos decenas de pequeñas naciones insulares, según el informe, y 47 países poco desarrollados alrededor del mundo, están expuestos a grave destrucción si los niveles de las aguas se elevaran a unos dos milímetros por año y las temperaturas llegaran a aumentar un grado celsius por década, desencadenando sequías, enfermedades así como destrucción de corales y manglares, lo que afectaría el turismo y su valiosa infraestructura. O sea que de la gran parranda del mundo desarrollado solo nos quedará la resaca.

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