Qué se dice
El “éxito” de los partidos

<STRONG>Qué se dice<BR></STRONG>El “éxito” de los partidos

Como tuvo a bien señalar recientemente el historiador Frank Moya Pons, los partidos  y sus formas de hacer política no están en crisis en República Dominicana. Por el contrario la participación del electorado en  comicios es alta y las maquinarias del activismo funcionan  casi de manera permanente y con gruesos subsidios  extraídos de los contribuyentes.

Pero lo perjudicial y “crítico”  (para el país, no para los políticos) es precisamente el “éxito” de los métodos dispendiosos de los partidos  para atraer la atención y conquistar adeptos  con el inmediatismo y la superficialidad de las dádivas y las promesas de soluciones  mágicas a los problemas nacionales. Por esta y otras razones es la República la que vive perjudicándose  como consecuencia del predominio de maquinarias electorales en permanente  confrontaciones infructíferas que impiden la búsqueda de objetivos de largo plazo para resolver los males sociales. En alguna medida, tenemos   crisis en el país por el alto costo de estos estilos de hacer política y  porque la nación no ejerce la facultad de sancionar con el voto y el desprecio la irresponsabilidad y la ineficiencia en el ejercicio partidario. Lo que  más asegura la permanencia de la “partidocracia” es la ignorancia y la sumisión a las prácticas clientelares, condiciones extremas a las que mucho se debe la vigencia “exitosa” de los aspectos negativos de la política.

Crecimiento del pandillaje

El robo en perjuicio de ganaderos de todo el país ha sido denunciado como intenso y  pobremente combatido por las autoridades. Productores de carne y leche sufren enormes daños por esta práctica delictiva que lleva al observador a la conclusión de que los abigeos campean por su respeto sobre hatos y caminos de la zona rural, situación  que los citadinos vienen a conocer porque los dueños de fincas no aguantan más y gritaron. Si uno se atiene a lo que dicen aquí los “guardianes del orden”, en el país se podría dormir con toda   tranquilidad y la criminalidad ha bajado sustancialmente. Pero la realidad, especialmente en muchos campos, es otra y resulta difícil trabajar en orden y paz en un sector tan importante como la ganadería, azotado por bandas de cuatreros  contra las cuales deben aplicarse acciones policiales. No se trata de una persecución que requiera cuantiosas inversiones, como las recién hechas para aviones super Tucán. Es necesario poner más  atención sobre la delincuencia que aprovecha la soledad del campo no solo para aterrizajes clandestinos con narcóticos sino también para lesionar  el patrimonio de muchas unidades de producción agropecuaria.

Olvidan a El Men

Jorge Puello (El Men) es un hombre de edad, enfermo y pobre, con un notorio pasado de izquierdista insobornable. En su juventud  sufrió persecuciones y encarcelamientos sobre la base de expedientes falsos. Nada de ello  le hizo renunciar a su ideología. Pero tampoco ha procurado los beneficios ni el meteórico ascenso económico y social que en este país puede lograrse a partir de un historial de lucha. Otros de la ex izquierda han pasado de radicales enemigos del sistema (ayer) a holgados beneficiarios del orden de cosas (hoy). A favor de Puello lo único que con justicia ha estado a punto de lograrse, gracias a la gestión y preocupación de algunos testigos de sus necesidades, ha sido una pensión por cuenta del Estado. Ya el Congreso Nacional aprobó esa asistencia por la condición de anciano de El Men y el Poder Ejecutivo prometió emitir con prontitud el decreto correspondiente. Eso fue en el año 2006 y todavía Puello no está incluído en el régimen de pensiones. En un gesto que con seguridad lo enaltecería,  el Presidente Leonel Fernández debería  retomar el caso. Falta su firma para que El Men obtenga los ingresos que aliviarían bastante sus necesidades materiales.

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