Qué se dice
El Código otra vez

Qué se dice<BR><STRONG>El Código otra vez</STRONG>

Las críticas del juez de la Suprema Corte de Justicia Rafael Luciano Pichardo al Código Procesal Penal han reavivado el debate en torno a ese zarandeado instrumento jurídico, que por suerte tiene tantos detractores como defensores en una sociedad que se resiste a aceptar que los delincuentes regresen con tanta facilidad a las calles, pero que probablemente tampoco desea -como bien señala Finjus- que vuelva la ingrata época del «tránquenlo» y las torturas en los cuarteles. A propósito de las críticas del doctor Luciano, que han sorprendido por su rispidez y dureza, el doctor Marino Vinicio Castillo sugiere que la Suprema Corte de Justicia, con el auxilio de especialistas si lo cree necesario, elabore una propuesta de modificación al Código Procesal Penal, que sea nuestro más alto tribunal el que asuma directamente la responsabilidad de hacer los cambios que se considere pertinentes, pues dejar esa tarea al Congreso Nacional entraña, a su juicio, un gran peligro. No hemos terminado de ponernos de acuerdo en la conveniencia o no de hacer esa modificación, y ya estamos cuestionando la potestad de nuestros legisladores de acometerla. ¡Qué país tan complicado!

¿Otra leyenda?

 Si algo dejó en claro la captura de Vla Pujols fue que se trataba de un simple mortal de carne y hueso, que su leyenda sólo pudo ser posible gracias a la complicidad o la ineficacia de las autoridades responsables de su aprehensión, al igual como ocurrió, años atrás, con el célebre Angito, acusado del asesinato del general retirado Juan René Beauchamps Javier, reducido a la condición de manso corderito tras ser capturado por tropas policiales y del Ejército Nacional en Loma del Chivo, en Miches. Pero tal parece que una nueva leyenda está por nacer, esta vez en Santiago, donde el fiscal Raul Martínez se quejó de la negligencia conque, según dice, ha manejado la Policía la orden de captura contra un tal José Anemia, a quien se señala como una de las figuras más importantes del crimen organizado en esa ciudad y a quien se persigue por el asesinato de un joven hace un par de semanas en un barrio de Santiago. ¿Se volverá a repetir la historia?

Sin dolientes

  Se puede apostar peso a morisqueta, como dice nuestro vecino Don Magino, a que nunca se sabrá quién o quiénes dispararon sus armas durante un supuesto enfrentamiento a tiros entre peledeístas y priístas que participaban en una caravana en Nagua, en el que resultaron dos personas heridas de gravedad, pues eso ha sido lo que nos ha enseñado, desgraciadamente, la triste experiencia; los incidentes violentos que protagonizan nuestros políticos en campaña electoral -así sea, como ha ocurrido tantas veces, con un saldo trágico de víctimas- ni se investigan ni se esclarecen, pero tampoco los partidos y sus dirigentes hacen muchos esfuerzos por establecer responsabilidades y que esos responsables vayan a la justicia. Así las cosas solo resta desear el pronto restablecimiento del periodista Ramón Mendoza Minaya y el dirigente peledeísta Francisco Tiburcio para que puedan regresar junto a sus familiares, y ojalá nunca olviden que en este país los muertos en campaña no tienen dolientes.

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