Qué se dice
El sangrú

<STRONG>Qué se dice<BR></STRONG>El sangrú

A no pocos ha sorprendido la destemplada respuesta del doctor Franklyn Almeyda, secretario de Interior y Policía, a Porfirio Rodríguez, coordinador de Participación Ciudadana y quien respondiendo inquietudes periodísticas dijo ser partidario de que el presidente Leonel Fernández se tome una licencia de 30 días, a fin de evitar que su doble condición de Presidente y candidato se constituya en un factor de inequidad frente al resto de aspirantes a la presidencia de cara a  las elecciones del próximo 16 de mayo.

Al restarle calidad moral al movimiento cívico para hacer esa clase de reclamos el doctor Almeyda continúa abonando el camino de la intolerancia que ha hecho imposible cualquier clase de diálogo entre nuestra clase política, más inclinada a las descalificaciones y los insultos que a las discusiones de fondo y la confrontación de ideas y propuestas. Es evidente que  el también director del comando de campaña de la candidatura presidencial peledeísta no está de acuerdo con el reglamento  aprobado recientemente por el pleno de la Junta Central Electoral que, entre otras cosas, prohíbe al presidente Fernández encabezar inauguraciones 30 días antes de las elecciones, pero no hacía falta esa salida de tono para rechazar una petición que, en cualquier democracia que merezca ese nombre, puede considerarse absolutamente normal y legítima. Con razón decían que Euclides Gutiérrez Félix no era el único sangrú del peledeísmo.

Desengañado
Tantos años lleva el padre Regino Martínez sirviendo a Dios y a su grey desde la lejana y olvidada frontera, donde actualmente dirige la Pastoral de la Diócesis Mao-Montecristi, que se ha convertido en un ser desengañado, pues son  tantas promesas incumplidas de  gobiernos que solo se acuerdan de vez en cuando de la frontera, de lo que siente y padece su gente, cada vez más pobre pero también menos numerosa. Por eso ha recibido con tanto escepticismo el anuncio del presidente Fernández de que dispondrá un reforzamiento de la vigilancia a todo lo largo de la franja fronteriza con el propósito de reducir a su mínima expresión el trasiego ilegal de arroz y otros comestibles, pero también armas, drogas y personas, recordando que la frontera lleva más de un año esperando la llegada de un cuerpo especializado de vigilancia. El anuncio hecho ayer por el secretario de las Fuerzas Armadas de que esta misma semana se iniciará el programa de fortalecimiento de la vigilancia fronteriza a la que se integrarán, en una primera partida, 500 soldados, hacen pensar que en esta oportunidad la cosa va en serio, pero ojalá no tenga razón el padre Regino y no sea ya demasiado tarde.

Mulas
Los anuncios de apresamientos de “mulas” cargadas de drogas cuando intentan salir hacia Estados Unidos o Europa son tan frecuentes que cualquiera pensaría que se trata de gente muy estúpida o muy mal informada, pues resulta evidente que la vigilancia en nuestros aeropuertos es tan intensa y especializada que no son muchas las posibilidades de tener éxito. ¿Por qué se arriesga una mujer embarazada a llevar drogas, como ha ocurrido tantas veces, con todos los riesgos que eso implica tanto para ella como para la criatura que lleva en el vientre? La respuesta es simple; por necesidad. Precisamente de esa necesidad es que se aprovechan los narcotraficantes para reclutar a sus “mulas”, a las que se lo ponen todo fácil, les ofrecen villas y castillas y, por supuesto, un dinerito que en el momento se ve mucho pero cuando ocurre lo que siempre ocurre resulta insuficiente, no sirve para nada. De esos incautos e incautas están llenas nuestras cárceles, mientras los que los reclutaron andan por ahí haciéndose cada vez más ricos con su infame negocio. Por eso es tan significativo el anuncio de la Dirección Nacional de Control de Drogas de que desmanteló un centro de reclutamiento de “mulas”, que ojalá no sea el último, a cuyos propietarios  debe aplicársele todo el peso de la ley.

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