Qué se dice
Flagelados

<STRONG>Qué se dice<BR></STRONG>Flagelados

La celebración del Día de Las Mercedes, patrona del pueblo dominicano, ha parecido ocasión propicia a dos de nuestros obispos para lanzar duras críticas a nuestra clase política, “el peor flagelo que afecta al pueblo dominicano” según el obispo emérito de Santiago monseñor Juan Antonio Flores.

El  obispo de la diócesis de La Vega, monseñor Antonio Camilo, ha sido menos frontal y cáustico, pero igualmente ha reprochado a nuestros políticos que pierdan el tiempo en estériles enfrentamientos personales en lugar de ponerse a trabajar para mejorar las condiciones de vida de los sectores más empobrecidos del país. Mucha gente en este país comparte las críticas de los prelados, gente cada vez más numerosa y desencantada, pero todavía no lo es tanto como para que ese rechazo pueda convertirse en un factor que cambie el  actual estado de cosas. Los políticos, por supuesto, lo saben perfectamente, y por eso escuchan como quien oye llover esas y muchas otras críticas y cuestionamientos, conscientes de que todavía son una pieza importante, decisiva, para el funcionamiento y operatividad de  la democracia dominicana, mas que nada porque una gran parte de la población sigue viendo a los partidos y a los políticos como una vía para mejorar su vida y las de los suyos. ¿Cuánto tiempo durará esa luna de miel? Es probable que nadie, a ciencia cierta, esté en capacidad de hacer ese pronóstico, pero una cosa sí es segura: no hay mal que dure cien años…

Bajas policiales

Se habla mucho, tal vez demasiado, de los famosos intercambios de disparos, de los supuestos o reales delincuentes que caen abatidos en enfrentamientos con agentes policiales, pero es muy poco lo que se dice, se habla o comenta sobre los policías que han muerto en el cumplimiento de su deber o asesinados a mansalva tras ser víctimas de la acechanza  de los delincuentes para despojarlos de sus armas de reglamento. Independientemente de que las ejecuciones extrajudiciales son una mancha oprobiosa  de la que la Policía Nacional está obligada a deshacerse toca a la propia institución, a quienes la dirigen, cambiar esa situación, mostrando, por un sentido de elemental justicia,  esa otra cara de la moneda que tan poco se conoce. No se está sugiriendo que la Policía utilice  las muertes de sus agentes caídos en el cumplimiento de su deber para mejorar su imagen frente a la población, pero sí que ésta sea enterada de esa parte, desagradable y dolorosa, de la guerra a muerte que esta sociedad libra contra la delincuencia y la criminalidad. Ya es hora de que se sepa que,  contrario a lo que se piensa,  la institución del orden no sólo es victimaria en esa guerra sino también víctima, como  lo demuestra el hecho de que hayan muerto diez agentes policiales en intercambios de disparos en los últimos 15 días.

Calentamiento

Si la huelga general convocada por Foro Alternativo para el próximo 2 de octubre finalmente se realiza, el país podría ser testigo  de una nueva modalidad, por parte de la Policía Nacional, de enfrentar esa clase de protestas, tal y como las enfrentan las fuerzas del orden en los países civilizados. Tras   una reunión de la Plana Mayor en la que se diseñaron las estrategias conque se hará frente a la huelga, el mayor general Rafael Guillermo Guzmán Fermín mostró a los periodistas tres de los nueve camiones cisterna recién adquiridos por la institución, capaces de expulsar tinta, agua fétida o químicos para neutralizar a los revoltosos. Demás está decir que esta forma de enfrentar las huelgas y protestas callejeras nos ahorrará las muertes que, lamentablemente, suelen producirse en esas protestas, siempre y cuando, como bien señala el jefe policial,  ésta  sea pacífica, sin armas y sin alterar el orden público. Esperemos que el mensaje haya llegado adonde tiene que llegar.

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