La acción oportuna de las autoridades en el caso del brote de gripe aviar detectado en una traba de gallos en Higüey parece habernos ahorrado males peores, y así se espera que ocurra en lo adelante, aunque esa espera haya que hacerla con los dedos cruzados.

El secretario de Salud Pública en persona, el doctor Bautista Rojas Gómez, ha dado seguridades de que la cepa del virus hallada en una comunidad de Higüey no representa peligro alguno para los seres humanos, en tanto las asociaciones de productores avícolas se muestran confiados en que el anuncio de la aparición del virus no afectará a sus negocios, aunque de todas maneras tomarán todas las medidas de previsión que sean necesarias. Sin embargo, no ha podido evitarse que en Higüey se hayan caído de manera abrupta las ventas de pollos y huevos, como no ha podido evitarse tampoco que las autoridades de la vecina isla de Puerto Rico prohibieran de inmediato las importaciones de aves desde República Dominicana, mientras dicen mantenerse  atentas a las medidas que adopten las autoridades dominicanas para contener el virus. Resulta evidente, entonces, que a pesar de las oportunas acciones de nuestras autoridades hay factores fuera de control, como lo es el miedo -que puede convertirse en pánico- de la gente a ser contagiada a través del consumo de carne de pollo, por lo que conviene tomar en cuenta -por si fuere necesario- reforzar las informaciones que despejen a tiempo las dudas y los miedos que puedan desencadenar el pánico entre la población y , por vía de consecuencia, se lesione  a uno de los sectores más dinámicos de nuestra economía.

Ver para creer

Según lo que acaba de anunciar Melanio Paredes, secretario de Industria y Comercio, a partir de ahora los agentes de AMET incautarán todos los vehículos del Estado que circulen los fines de semana y días feriados sin ninguna justificación, es decir sin una carta de ruta, firmada por el funcionario de la dependencia de que  se trate, explicando las razones por las cuales ese vehículo está circulando. La medida es  parte del cacareado Plan de  Ahorro de Combustibles y Energía del gobierno, al igual que el inicio de la instalación de los famosos semáforos inteligentes que ya empiezan a funcionar en algunas intersecciones de la Capital,   y hay que señalar que el deseo general, conocido el rumbo que llevan los precios de petróleo, es que todas esas medida tengan los efectos esperados. Por supuesto, en el caso de la anunciada incautación, por parte de AMET, de los vehículos oficiales que anden sin autorización los fines de semana habrá que reservarse un margen de duda, pues en un país donde cualquier “saltapatrᔠ  se siente dueño del mundo desde que anda en un vehículo oficial y una pistola al cinto, sobre todo en medio de una zafra electoral donde el Presidente de la República, jefe de la administración pública, es también candidato.

El clarividente

Alguien debe decirle al senador peledeísta por Pedernales Dionis Sánchez,  quien presidió la comisión del Senado que “estudió” el proyecto de Presupuesto de Ingresos y Ley de Gastos Públicos, que su argumento de que la Junta Central Electoral no necesita más recursos de los ya asignados en la pieza debido a que no habrá una segunda vuelta electoral es insostenible, a menos que pueda demostrar, de manera convincente, que posee el don de la clarividencia. Un simple ejercicio de sentido común indica que la JCE debe organizar el proceso electoral como un todo, incluída la posibilidad de una segunda vuelta, si quiere que las cosas queden bien, sin cabos sueltos, lo que acaban de confirmar los miembros del tribunal de elecciones John Guilliani, Eddy Olivares y José Angel Aquino, quienes le han salido al frente al inaceptable argumento del senador por Elías Piña. El senado finalmente aprobó, en dos sesiones consecutivas, el proyecto de Presupuesto manteniendo el monto original de RD$300,889.02 millones y frustrando las aspiraciones de la JCE y de la oposición política, pero a la hora de escribir la historia de esa frustrada aspiración habrá que reseñar, en un lugar especial, la infeliz ocurrencia del legislador.