Qué se dice
Hay flojera

<STRONG>Qué se dice<BR></STRONG>Hay flojera

En los días que discurren, cualquier automovilista que se desplace rápidamente por varios sectores de Santo Domingo en horas de la noche comprobará una situación: el patrullaje reforzado policíaco-militar con que se iniciaron las medidas especiales contra el crimen apenas se están aplicando. Han querido decir que todo sigue igual pero no es así. El mecanismo de disuasión que consiste en detener vehículos de manera aleatoria para registros en busca de armas y de gente con cuentas pendientes con la justicia ha venido perdiendo presencia . Si acaso se notaría que en unos pocos  puntos urbanos, pequeños grupos  de guardias y policías charlan tranquilamente y de tiempo en tiempo entablan conversaciones con algún civil que pase por esos sitios, siempre en los tramos viales más oscuros. Han bajado la guardia y reducido la intensidad de una labor que en su momento demostró que ejercía una influencia tranquilizadora. ¿Desidia o cansancio? Las autoridades no deben dormirse. Su vigilante presencia en las calles debe renovarse. Ya hay sangrientas y ominosas señales de recrudecimiento de la delincuencia. 

¡Descorran el velo!
Si las autoridades del Departamento de Prevención de la Corrupción no revelan los patrimonios que certifican los funcionarios mediante declaraciones juradas, la tal transparencia del ejercicio público no pasará de ser una caricatura; una fachada; algo para entretener a la opinión pública. Eso de que solo se diga   quiénes declararon, callando lo que declararon, es una burla a la inteligencia del pueblo. En modo alguno puede bastar que los servidores del Estado expongan al organismo correspondiente los montos de sus activos y pasivos y que la información  no pase a conocimiento público automáticamente. Las rendiciones de cuenta están siendo manejadas como secretos. De poco vale que unos señores del Estado comuniquen a otros señores del Estado (en este caso al Depreco que es de la misma pinta) lo bien que les pudo haber ido patrimonialmente desde antes de este retorno a las mieles  del poder. Siempre se ha dicho que República Dominicana está llena de políticos que a ojos vista  llevan unos niveles  de vida que no se corresponden con su historial de productividad laboral. La declaración de bienes debería servír al menos  para desmentir o corroborar esa impresión.

Ultima oportunidad
Que se tenga bien claro una cosa: sociedades como las de Taiwán, Corea, Singapur, Chile y Costa Rica se emanciparon de las cadenas de la ignorancia y del as peores taras del subdesarrollo porque siempre hicieron suyo el criterio  de que el pan de la enseñanza importa más que todas las otras inversiones del Estado y el resultado ha sido que multiplicaron la producción y las fuentes de trabajo sobre la base de un formación ciudadana de primera clase que hace posible el progreso con orden, justicia y seguridad en las calles. Los gobiernos dominicanos jamás han comprendido  so. Seguimos siendo uno de los países de más bajos y vergonzosos índices de uso de  recursos para la  Educación y en estos días se vio que la misma gruesa cantidad de millones de pesos gastados en el Metro es la que ha hecho falta para que centenares de escuelas pudieran haber sido puestas en las mínimas condiciones para operar. El país se aboca en estos momentos a la coyuntura presupuestal con el año 2007 en la mira. Pero que nadie sueñe que vamos a comenzar a estar bien encaminados hacia el progreso si la enseñanza sigue siendo una cenicienta. Despidámonos de las ilusiones de grandeza y de las aspiraciones de  vivir en una sociedad bien organizada  en lo económico    , lo urbano y la rural si no se empieza  ya a hacer todo lo que hay que hacer por la eficiencia y la suficiencia educativas.

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