Hoy 
La revuelta que mantienen sectores del Partido de la Liberación Dominicana contra el gobierno, en desbocado esfuerzo por nombramientos, causa un impacto negativo en la opinión pública y no es para menos. No es razonable ni justo que sectores partidarios actúen como si el Estado estuviera en la obligación de proporcionarles empleos por pertenecer al partido que ganó las pasadas elecciones. Si el Presidente Leonel Fernández incurre en la debilidad de despedir a miles de servidores públicos para dar cabida a los grupos en rebedía, o si aumenta el gasto público solo para satisfacer a esa gente, estaría cometiendo una grave injusticia contra muchos otros desempleados que no aspiran a una solución de su marginación a través del clientelismo sino por medio de políticas estabilizadoras y desarrollistas que activen la economía y generen fuentes de trabajo. Además, sl la administración pública crece de nuevo como carga ineficaz, el país volverá a negativas situaciones del pasado, contra las que vota la mayoría.
¿Qué pasará?
Hoy la compañía estatal Edesur pondrá a prueba su capacidad de persuación sobre los consumidores no regulados de la electricidad que distribuye y que en gran medida nunca logra cobrar. Cientos de empleados de la distribuidora que a un costo eagerado el gobierno anterior readquirió de Unión Fenosa, pasarán por la difícil prueba de internarse por barrios marginados con el interés de convencer a la gente de que suscriba contratos y acepte pagar la energía que consume. En el pasado, esfuerzos similares no lograron su objetivo; y en ocasiones, las brigadas que han tratado de poner fin a las conexiones ilegales han sido rechazadas con violencia. Inteligentemente, Edesur va a tratar de entrarles por las buenas a sus clientes que no pagan luz pero que generalmente están sometidos a largos apagones y para quienes, en muchos casos, los ingresos no les permitirían someterse estrictamente a la actual tarifa de la electricidad. Se entiende que la regularización masiva del servicio ha de incluir la aplicación de un subsidio en favor de los que no tienen ni en qué caerse muertos.
¿Un alivio al final?
El país se encamina hacia un fin de año que se presagia con un alivio de la situación económica, en contraste con lo que fueron las navidades más recientes; esas que sucedieron a los hechos terroristas del 11 de septiembre del 2001, a las quiebras bancarias y las subsecuentes medidas que devaluaron en extremo al peso dominicano. Los combustibles han tenido sucesivos descensos de precios últimamente. Todos las efectos alcistas del 2004 sobre los derivados del petróleo desaparecieron y hoy la gasolina cuesta lo mismo que en enero pasado. De otro lado, el dólar arriba a cotizaciones moderadas y estables, lo que obligará a importadores e industriales a reducir los precios de muchos artículos que injustamente siguen a niveles altos. Y por otro lado, la Asociación de Representantes y Agentes de Productos Farmacéuticos ha desautorizado los precios altos a que las farmacias mantienen numerosos medicamentos. Las razones para que todos esos fármacos pasen a costar menos son tan contundentes, que se ha dado un plazo hasta diciembre a los dueños de farmacias para que hagan las rebajas que corresponden. Otro cambio favorable a la ciudadanía es que el día primero de diciembre comienza la aplicación de los aumentos salariales convenidos entre empleadores y representantes sindicales.
