Qué se dice
La ciudad puesta a prueba

<STRONG>Qué se dice<BR></STRONG>La ciudad puesta a prueba

Santo Domingo parece estar en el umbral de un crecimiento del turismo de cruceros e incluso de convertirse  en puerto-base de  las operaciones de varias naves  de las que recorren la zona del Caribe. Existe, sin embargo, el riesgo de que el gran flujo de visitantes extranjeros que vendría en busca de gratas experiencias y entornos acogedores, comience con algunas “asignaturas pendientes” en el orden urbano, con riesgo para la imagen de la  “Ciudad Primada” de América”.

Las riberas del Ozama están todavía muy arrabalizadas, lo que origina una intensa contaminación a las aguas, además de que el rescate pleno de la corriente fluvial debe incluir la puesta en funcionamiento de por lo menos dos plantas de tratamiento que todavía no existen.

Un río con todas las apariencias de alcantarilla de aguas negras  constituye  una realidad negativa para el turismo. Por demás, en la zona colonial persiste la presencia de algunos  hacinamientos  a pesar del rescate logrado con casonas de valor arquitectónico que han sido puestas en valor. Falta notablemente poner orden y mejorar aspectos visuales del intramuros, eliminando  el tendido enmarañado  de cables y la presencia de postes que degradan el paisaje y que mantienen al Santo Domingo de los tiempos de Colón y Ovando en un nivel inferior al de  otras ciudades que explotan una riqueza del pasado similar a la de esta urbe, como San Juan de Puerto Rico, y Cartagena, en Colombia.

Innecesario y perjudicial
Ha parecido innecesario y excesivo el que la Secretaría de Educación imponga a los colegios  privados la misma fecha de inicio temprano de docencia que han fijado para los planteles públicos. Si el propósito es garantizar un mejor aprovechamiento del calendario escolar, la medida sale sobrando para los establecimientos particulares.

Si hay algo que caracteriza a los centros privados de enseñanza es que en ellos no ocurren las interrupciones  y ociosidades de docencia que han azotado al sector público, siendo este ausentismo de maestros y alumnos  una de las fallas fundamentales de la educación dominicana, y que tiene como resultado un índice de aprovechamiento horas-clase que desdice mucho de este país. Al imponer un inicio prematuro del año lectivo que rompe el esquema y orden del  sistema privado, la Secretaría de Educación encarece lesivamente el costo que cubren los padres por la educación anual de sus hijos, pues tendrán que pagar una mensualidad adicional por solo nueve días más de clases en todo el programa.

Indefensión de consumidores
Hubo una época ya muy atrás en que las autoridades sanitarias realizaban una asidua supervisión de las condiciones de higiene en las cocinas de los establecimientos que servían alimentos al público, desde fondas hasta restaurantes. Luego esa inspección se prostituyó. Fue evidente que muchos inspectores  aprovechaban sus funciones para agenciarse beneficios, pidiendo dádivas o extorsionando.

La inoperancia y el descrédito motivaron una tendencia a la desaparición de la vigilancia sanitaria. Es probable que todavía exista pero su falta de repercusión en los medios indica que no constituye ninguna garantía de protección al consumidor, expuesto así a recibir alimentos contaminados por violaciones a las normas. El expendio de comidas diversas ha crecido enormemente en Santo Domingo, pero los recursos oficiales que garantizarían un efectivo seguimiento a las operaciones culinarias no son ni remotamente suficientes para hurgar con regularidad en todos los sitios en que se prepara comida. Es por ello que para la mayoría de tales negocios, que  en cerca de un 40% pertenecen al sector informal de la economía y por tanto son casi clandestinos, los controles sanitarios no existen en absoluto.

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