Hay que suponer que en la Policía Nacional, sobre todo en sus altos mandos, están perfectamente conscientes de que la ciudadanía espera que en el caso del joven José Stalin Ortiz, asesinado el pasado domingo en Guaricano, Villa Mella, tras resistirse a entregarle su celular a un asaltante, actúe con la misma presteza conque logró apresar, en menos de 72 horas, a los presuntos responsables de la muerte en Santiago de la joven estudiante Vanessa Ramírez Faña. Se trata, ciertamente, de un gran desafío para la institución responsable de velar por el orden público, pues si bien el móvil del asesinato, en uno y otro caso, ha sido el mismo, las circunstancias que envuelven la muerte del joven de Guaricano son distintas, pues difícilmente quien robó su celular cometa la torpeza de utilizarlo como hicieron quienes despojaron del suyo a Vanessa, lo que facilitó el trabajo de los investigadores. Este nuevo asesinato coloca a la Policía en un callejón sin salida por culpa, paradójicamente, de su eficiencia, pues si no atrapa a los culpables de la muerte de ese muchacho en los próximos días todo el mundo pensará que ha sido por que su jefe no recibió una llamada del Presidente de la República en persona.

Transición
Siempre se ha dicho, sobre todo en estos días, que el tiempo que transcurre entre la asunción de las nuevas autoridades y la salida de las que ya cumplieron el periodo para el cual fueron electas es demasiado largo, pues da la oportunidad a la comisión de todo tipo de bellaquerías, desde la aprobación a la carrera de leyes y decretos hasta el vulgar saqueo de las propiedades públicas, pero ese sálvase quien pueda que parece dictar el comportamiento de las autoridades salientes no es el único peligro achacable a un período de transición demasiado largo. ¿Qué cómo así? En la Zona Oriental, concretamente en la provincia Santo Domingo Este, están sufriendo en carne propia la desgracia de que su síndico, Domingo Batista, no haya podido reelegirse en el cargo, lo que ha sumido a su administración en una especie de España Boba que ha provocado que sus calles se llenen de basura y desperdicios, mientras la gente cuenta los días, horas, minutos y segundos que faltan para el 16 de agosto.

Mambrú
La hipersensible epidermis de algunos funcionarios, muy reactivos a las críticas vengan de donde vengan, tarde o temprano va a meter en problemas a su gobierno, incapaces de entender que de vez en cuando conviene dejar pasar algunas bolas. El secretario de Turismo Felucho Jiménez, quien siempre tiene puesta la ropa de pelear, ha salido raudo y veloz a refutar las declaraciones del embajador de Italia en el país, Giorgio Sfara, preocupado por los negativos efectos que puede tener sobre el negocio turístico el gran despliegue dado por la prensa a los hechos delictivos de las últimas semanas, pero nunca dijo que el turismo haya descendido en el país por culpa de la delincuencia o que sus compatriotas estén dejando de visitar República Dominicana por ese motivo. Si en Turismo hubiesen leído con más atención, y menos belicosidad, las declaraciones del diplomático italiano, estarían hoy dándole las gracias por su atendible preocupación.