República Dominicana es como esos escolares que solo sacan buenas notas en cultura física o religión, mientras los profesores los queman en gramática, aritmética, física y geografía. La amada Quisqueya aparece en el ranking de crecimiento económico con buenas o aceptables calificaciones, pero sus números en inversiones para educación salud, metas del milenio, gasto social en general y en índice de desarrollo institucional y democrático siempre queda en las colas de los gráficos.
En la gran aula de las naciones del mundo a la Rep. Dom. la pondrían en un rincón, de espaldas a los demás y con un capirote de desaplicado, participando con resultados penosos en el inicios del siglo de los grandes desbalances para la humanidad, en el que las estructuras sociales y la supervivencia de los conglomerados serán acorralados por el calentamiento global y los fracasos en la lucha contra la pobreza. República Dominicana no se está preparando debidamente para esos desafíos. Su crecimiento demográfico y la escasa educación de las masas podrían conducir hacia un ensanchamiento muy peligroso de la brecha social. En muchos decenios el Estado no ha dedicado suficiente esfuerzos para que esta República llegue exitosamente al futuro.
El regreso de Noel
Comienza a percibirse que en los grandes centros urbanos la gente se está metiendo en el ambiente navideño. Pronto cesará el límite de horario al expendio de bebidas alcohólicas, ese que drásticamente había logrado reducir la generación de víctimas (muertos y heridos) que registraban los hospitales públicos anteriormente.
En un país de pobreza educativa y de cultura romística y cervecera, una parte de los ciudadanos cree que celebrar bien es echar por la borda la moderación, tanto al comer y beber como al apretar el acelerador. Ya en la noche del pasado viernes se percibía desde prima noche la desinhibición de muchos automovilistas y motociclistas que pisoteaban las normas de tránsito; más vehículos pasando semáforos en rojo o circulando en vía contraria. La bebedera al aire libre se intensifica en los barrios y aunque la Policía habla de que preservará la paz y la seguridad, la conducción en estado de ebriedad no tendrá ningún control sobre el territorio nacional, como no la tenido antes. Al final, los numeritos de daños personales y materiales a causa del huracán Navidad podrían llevar a pensar que Noel volvió con o sin el traje rojo y barba de la tradición de diciembre.
Paño con pasta
Uno de los efectos de la tormenta, por lo menos en Santo Domingo, ha sido dejar al descubierto que los remiendos de asfaltos en las calles que son usuales carecen de resistencia y se dejan barrer fácilmente por el agua.
Pasada la fuerza del fenómeno se percibe que miles de hoyos surgieron en las vías porque los habían recubierto con una endeble mezcla de emulsión y arena, la que no se adhirió de manera efectiva al afirmado de las calles y avenidas. Nótese que las vías importantes y bien hechas de la ciudad conservaron bastante su base y parte de su recubrimiento original. Las autoridades han emprendido un rápido bacheo a la Capital y están aplicando el mismo paño con pasta que las aguas se acaban de llevar. Si la madre naturaleza enfurece de nuevo, esta vez con temporales que desciendan cargados de lluvias y vientos invernales, gran parte del material usado en estas reparaciones correrá otra vez hacia las cunetas.