Qué se dice
Líderes estudiantiles

<STRONG>Qué se dice<BR></STRONG>Líderes estudiantiles

Un simple vistazo al “expediente”  de los estudiantes expulsados de la Universidad Autónoma de Santo Domingo por haber protagonizado desórdenes en su campus   debería motivar a los estudiantes de esa academia, por lo menos a los que tienen alguna militancia política, a una profunda reflexión sobre la clase de liderazgo  que se están gastando.

Jóvenes que llevan más de diez años cursando una misma carrera sin haber      agotado ni la mitad del currículum, con un índice académico mediocre, y para colmo proclives al desorden y la violencia, no califican para ser líderes de nada ni de nadie. La UASD, como todos sabemos, ha sufrido grandes cambios y transformaciones en los últimos años, algo que se nota con tan solo entrar a su campus, pero está claro que todavía quedan algunas rémoras del pasado que es preciso extirpar.

Un consejo

No hay dudas de que el gobierno puede exhibir, como uno de sus grandes logros, la puesta en marcha de un nuevo modelo penitenciario, al que ya han sido incorporados diez de los 35 recintos existentes en todo el país, pero parece que no todo allí marcha como debiera. Fray Arístides Jiménez Richardson, a quien en su condición de   Coordinador Nacional de la Pastoral Penitenciaria hay que suponerle con conocimiento de causa, afirma que la corrupción sigue reinando en nuestras cárceles, a lo que se suma la incapacidad gerencial de la Dirección General de Prisiones para administrar el nuevo modelo. ¿Dónde está el problema? Según el padre Richardson, en la utilización  del personal vinculado al viejo modelo penitenciario en la dirección del nuevo modelo, algo así como poner el vino nuevo en odres viejos, gente que a su juicio carece de criterio para el tratamiento humano de las personas recluidas y que debiera ser enviada, para su entrenamiento y capacitación, a la Escuela Nacional Penitenciaria. Esperemos que el general Juan Ramón de la Cruz Martínez haya tomado nota del consejo.

Vergüenza contra dinero

Lila Alburquerque, diputada reformista por San Pedro de Macorís y conocida partidaria del ingeniero Eduardo Estrella, ha creído necesario rescatar, a propósito de la convención que el domingo próximo escogerá el candidato presidencial del PRSC,  una vieja y conocida consigna, tan actual como hace treinta años: vergüenza contra dinero. Dice Lila que síndicos reformistas, partidarios de Amable Aristy Castro, están repartiendo dinero a manos llenas entre la militancia reformista para que vote en favor del secretario general de la Liga Municipal Dominicana, como parte de una “vulgar y descarada” campaña de compra de votos y conciencias.

Otro invento

Parece necesario que quienes dirigen la Autoridad Metropolitana del Transporte (AMET), así como sus agentes,  se tomen un cursito, así sea intensivo,  sobre la Ley 241 sobre tránsito de vehículos de motor, y de ñapa le den repasito a la Constitución de la República, que mucha falta les hace.   El anuncio que acaba de hacer el mayor general José Sigfredo Fernández Fadul de que en lo adelante se  detendrá durante  seis horas a los conductores  que sean sorprendidos violando la luz roja de un semáforo no solo es ilegal, contraria a la Constitución, sino que tampoco tiene pies ni cabeza, pues de ahora en adelante AMET tendrá que habilitar un espacio para los infractores, que han de contarse por miles diariamente, y que de ninguna manera pueden ser tratados como vulgares delincuentes. Hace algún tiempo se decidió aumentar significativamente las multas de tránsito dado que las que regían era francamente ridículas para los tiempos que corren, mas que nada como una forma de disuadir a los consuetudinarios violadores de la ley, pero igualmente para mejorar las recaudaciones de un gobierno que, en materia fiscal, tiene un apetito voraz . Resumiendo:  apresar, así sea por seis horas, a los violadores de la luz roja de los semáforos no solo es ilegal sino que carece de alguna utilidad práctica.

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