Aunque a los actuales miembros de la Junta Central Electoral le hayan caído mal las declaraciones de monseñor Agripino Núñez Collado criticando su falta de coherencia interna, lo cierto es que el rector de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra y mediador por excelencia de las garatas nacionales no ha sido el único en tomar nota de las discrepancias públicas de dos de sus principales jueces, el doctor Julio César Castaños Guzmán, su titular, y el doctor Roberto Rosario, presidente de la Cámara Administrativa, en torno a cuestiones fundamentales, como tampoco  ha pasado inadvertida la beligerancia y afán de protagonismo del único de esos jueces, el doctor Rosario, que proviene directamente de las entrañas mismas de un partido político. 

Con ese olfato para los problemas que desarrolla quien  lleva años atajando conflictos y toreando confrontaciones monseñor Núñez Collado ha querido llamar la atención sobre unas desavenencias que, con el tiempo, podrían degenerar en un problema mayor, que en este caso, y por tratarse de la JCE, podría  comprometer la buena salud institucional de nuestra democracia.

Buscones

El primer gobierno  del Partido de la Liberación Dominicana  le dejó al país una administración pública libre de los buscones o agentes tributarios que por años han medrado al amparo de su  hipertrofia e ineficiencia, pero no bien salieron los peledeístas del poder y le tocó el turno al bate a los perredeístas estos regresaron por sus fueros, volviendo a convertirse en parte del paisaje de nuestras atestadas oficinas públicas, importunando a los contribuyentes con sus engañosas propuesta de servicios y, más que nada, encareciendo innecesariamente los costos de sus diligencias y papeleos. La Junta Central Electoral, en una ofensiva conjunta con la Fiscalía del Distrito Nacional, se ha propuesto sacar a los buscones de las oficialías del estado civil y juntas electorales, en una operación limpieza que empezará por las oficialías de la segunda circunscripción y el Distrito Nacional. Hagamos votos porque esta iniciativa  erradique de esas dependencias  la molesta presencia de los buscones, aunque es bueno recordar que la mejor forma de deshacerse de esa plaga es ofreciendo un servicio ágil, oportuno y eficiente a los ciudadanos.

Vigilancia audiovisual

Según ha revelado a Diario Libre el secretario de las Fuerzas Armadas, el teniente general Ramón Aquino García, muy pronto habrá en la frontera un sofisticado equipo de vigilancia audiovisual operando las 24 horas del día en los puestos fronterizos de Dajabón, Elías Piña, Pedernales y Jimaní, bajo la responsabilidad del Cuerpo Especializado de Seguridad Fronteriza (CESFRONT), que inicia formalmente sus operaciones el próximo mes de julio. La idea, dice Aquino García, es “sellar la frontera con esfuerzos y tecnología”, cerrando a cal y canto las puertas del país al contrabando, trátese de drogas, armas o personas. ¿Podrá la eficiencia de la moderna tecnología suplantar exitosamente el chequeo manual -a ojo de buen cubero- que realizan ahora los guardias, susceptibles de sobornos, macuteos y otras formas de corrupción instituidas desde hace décadas a todo lo largo de la línea fronteriza?  ¿Acabará esa vigilancia audiovisual, mucho más rigurosa,  con el secular contrabando, que como es sabido no se limita tan solo a drogas, armas o braceros haitianos? Eso es lo que está por verse, sobre todo si se tiene en cuenta que esos equipos, por mas modernos y sofisticados que sean, no podrán cambiar una realidad de tanto tiempo de un día para otro, pero hay algo que sí es seguro: ya no habrá excusas para decir que un camión lleno de haitianos cruzó desde aquel lado sin que nadie se diera cuenta, o que miles de toneladas de arroz donado al vecino país han inundado  misteriosamente el mercado local amenazando con llevar a la quiebra a los productores locales.