Qué se dice
Matar en automático

<STRONG>Qué se dice<BR></STRONG>Matar en automático

La Policía Nacional ha sido pertinaz en  cometer actos, corroborados una y otra vez por testigos, que refuerzan la convicción de que muchos de sus agentes asesinan a sus perseguidos sin necesidad. Les disparan mortalmente a hombres después de reducirlos a la obediencia. A veces sordos a las súplicas y esfuerzos de sus víctimas que gritan ¡No me maten!

 El caso del propietario de bancas Rafael Concepción antier parece inscrito en este modelo de conducta que tanto ha desacreditado al país. Según alegados testigos de ese hecho que ocurrió a plena luz del día, nada más y nada menos que en la avenida Tiradentes. Dijeron haber visto que Concepción fue ejecutado por una patrulla, cuando ya había soltado un arma y suplicaba que respetaran su vida pues no se trataba de un asaltante sino de un rifero. De acuerdo con la versión oficial, Concepción había dado caza previamente a un individuo al que reconoció sorpresivamene como autor de dos asaltos que él había sufrido recientemente.

Se tomó la ley en las manos y sentenció a muerte al desconocido después de perseguirlo; pero aparentemente una patrulla policial hizo lo propio con él. ¡Oh ironía! Creyó que él también era un atracador y como si se tratara de una reacción condicionada,  moldeada por sus superiores, dispararon sin clemencia. Ningún mando policial, bajo el cual actuaron estos gatillos alegres, puede ser exonerado de responsabilidad. 

 El gobierno mismo está obligado a erradicar las ejecuciones extrajudiciales que aquí tanto se han dado. De ese tipo de actuación “automática” de matar, puede ser víctima cualquier ciudadano respetuoso de la ley mientras sea tolerada por los superiores.

¿Funglode o bayonetas?

Si la destitución del comandante de la Primera Brigada del Ejército Nacional, general Garibaldi Alberto Castellanos, se debió a que no envió sus tropas    a disolver a revoltosos de Pedro Brand en la Autopista Duarte, el Poder Ejecutivo está mandando un pésimo mensaje a los guardias y a la conciencia de esta nación. Un escalofriante mensaje con visos de caverna, pues el Ejército no es un cuerpo entrenado para bregar con manifestantes. Pretender que actuaran en ese lío es un gesto con signos de involución, inconcebible en estadistas  de jurisprudencia y  de principios liberales y boschistas.

Una reacción que quizás tendría  explicación si viniera de Balaguer, el gobernante que saludó con un “sean mis primeras palabras para felicitar a la Policía”  palabras dichas a las pocas horas de que agentes policiales  formados por el tirano  Trujillo, cometieran la recordada matanza de la calle Espaillat, en octubre de 1961. Los ciudadanos de conciencia democrática se negaban a dar crédito a sus ojos cuando leían en la prensa que al general Castellanos lo habían quitado  porque no utilizó  sus recursos de guerra contra un grupo de muchachos sedientos, encolerizados por la desidia del gobierno civil ante las deficiencias inaceptables de algunos servicios públicos. Es preferible que el peledeísmo siga en la línea  de mostrar una gran vocación por el análisis sopesado  y los foros que buscan soluciones pacíficas a los problemas nacionales organizados por Funglode, en vez  de tomar medidas que hagan pensar  que en las altas esferas hay pesar e inconformidad porque la guardia no actúa brutalmente.

¡Arriba las “choferas”!

Admirable el comportamiento de las “choferas” de la Oficina Metropolitana de Servicios de Autobuses (OMSA). Se trata de siete mujeres con un magnífico récord de cero accidentes en las caóticas calles de Santo Domingo. Se ha sabido que los usuarios del transporte respiran aliviados cuando al subir a un autobús  público descubren que el guía está  en manos femeninas. Se sienten confiados. No esperan arrancadas súbitas en el momento de desmontarse, ni aceleradas temerarias. Conciente de que el personal femenino es favorable  a la causa de la OMSA, la entidad está motivando a más mujeres a enrolarse en el servicio. La OMSA  dispone de centenares de autobuses pero solo cuenta con 7 mujeres que hacen las cosas como debe ser. Para cualquier observador, los choferes hombres de la OMSA son un desastre; incurren en muchas violaciones a las normas de tránsito. Rebasan amenazadoramente y con torpeza  a los demás y no se acogen cien por ciento a las señales de los semáforos. Amet debería tener una vigilancia particular sobre estos choferes violentos del propio Estado dominicano.

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