Qué se dice
Mejoramiento de la sintonía

<STRONG>Qué se dice<BR></STRONG>Mejoramiento de la sintonía

El verdadero relanzamiento del gobierno, para su cuarto y último año,  no está, al decir de gente del pueblo, en el alud de nombramientos  con olor a ambiciones políticas que más bien tendería a reducir la popularidad del oficialismo. La súbita y conveniente rectificación está en la nueva línea de poner más atención a las cosas que perjudican a los gobernados como el incremento en el pago de placas que fue revocado. Además el gobierno reaccionó de manera efectiva contra el alza del pan, cuando todavía el consumidor no se había quejado demasiado.

Los recientes resultados de la encuesta Gallup-Hoy reafirman que el dominicano, mira, prácticamente, hacia el bolsillo  antes de juzgar el ejercicio del poder. Y un pueblo disgustado porque le cobran muchos impuestos para una maquinaria Gobierno-Congreso constituída por señores con sus problemas muy bien resueltos y con sueldos propios de países mucho más ricos que el nuestro, se alejaría más  contundentemente  de la reelección. Ojalá que la novísima sensatez de esta administración incluya poner oídos  a la dramática e institucional denuncia de la Asociación Nacional de Pilotos  en el sentido de que urge rehabilitar el sistema de radares, porque la navegación comercial y privada  en los cielos de la soberanía nacional se ha vuelto altamente riesgosa  y no se debe esperar que ocurra lo peor para  poner candado.

¿Dónde está la democracia?
La República Dominicana no puede seguir siendo un país regido por un sistema político que tiene como resultado que solo el 18% de las familias dice que se encuentra en holgura para cubrir necesidades básicas y darse “algunos gustos” al mes, como indica uno de los hallazgos de la encuesta Gallup-HOY. La democracia, que a nivel criollo se demuestra como de pacotilla, no puede consistir solo en que cada dos años la gente vote en masa para que unos cuantos políticos escalen posiciones de mando, desde regidores ambiciosos y de lucro excesivo, hasta Presidentes y ministros de alto nivel de vida y enorme costo para los contribuyentes. La utilidad material del orden de cosas que propicia el Estado no debe seguir siendo tan exiguo. La inconformidad seguiría ganando terreno mientras la partidocracia se desacredita, situación peligrosa para la convivencia. Es necesario que los políticos que estén en el poder o en la oposición comprendan que no basta prometer  ni repartir privilegios. Porque la ciudadanía, al igual que ocurrió en Venezuela y otros países, puede terminar  rebelándose contra la ineficiencias de sus roles, y abriéndole espacio a algún radicalismo que barrería con ellos.

Peligro en las carreteras
Una persona murió en un choque en la autopista Duarte, accidente que envolvió a monseñor Ramón Benito de la Rosa  Carpio, obispo de Santiago y presidente de la Conferencia del Episcopado, que viajaba en uno de los vehículos de la colisión pero que no recibió ninguna lesión. La prominencia de este piadoso pastor de alma, eminencia del clero dominicano, acrecienta el valor noticioso del suceso, y de ello debería obtenerse provecho para la sociedad. Sirve para resaltar que el gran peligro que corrió el obispo, y que tronchó dolosamente la vida de otro dominicano, es algo de la cotidianidad. Es muy alto el número de ciudadanos que muere en accidentes de tránsito cada mes. Se manifiestan como epidemia y son una de las principales causas de muertes e invalidez en esta geografía. Además, a ellos se deben severos daños materiales, en lo particular y para la economía en términos sociales. Detrás de esos récords de destrucción están las fallas humanas; o se violan reglas al conducir o al procurar darle ordenamiento al tránsito. O las rutas están en mal estado o falla la señalización de la seguridad vial; o se tolera en demasía la violación al orden trazado por leyes. La falta de controles es mayor en las carreteras. Si las autoridades tomaran conciencia de ello y actuaran, salvarían muchas vidas.

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