Qué se dice
Nubarrones en el horizonte

<STRONG>Qué se dice<BR></STRONG>Nubarrones en el horizonte

El embajador dominicano en Washington, Flavio Darío Espinal, nos deja saber desde la capital norteamericana, una noticia muy preocupante: sectores del congreso norteamericano hacen diligencias para lograr la aprobación de una ley que  grava con más impuestos la importación de  cigarros,  para destinar los recursos así obtenidos a financiar programas de salud para niños. Huelga decir las negativas consecuencias que tendría para nuestra economía  la aprobación de una ley de esa naturaleza.

Basta señalar que República Dominicana es al día de hoy el mayor exportador de cigarros premium del mundo, y que alrededor de 70 mil personas trabajan de manera directa en la industria del tabaco. Conocida la amenaza que se cierne sobre esa pujante industria, la pregunta resulta inevitable: ¿qué se está haciendo para evitar que  ocurra lo peor? El embajador Espinal explica que ha estado en conversaciones con legisladores norteamericanos que promueven el proyecto en un esfuerzo por convencerlos de los graves perjuicios que tendría para el país la aprobación de esa legislación, y que también ha hecho contactos con gente vinculada a esa gran industria en el país para advertirles sobre lo que se está cocinando en Washington. ¿Es eso suficiente? Probablemente no, por lo que aconsejamos a todo aquel que tenga algo que ver con la fabricación de cigarros a que ponga sus barbas en remojo.

Rebaja

En una país donde lo que sube de precio nunca vuelve a bajar  jamás constituye una noticia relevante el hecho de que la Dirección General de Pasaportes disponga una rebaja de 262 pesos a las libretas de pasaportes, tanto la normal como la VIP, producto -según explicó su directora, Maritza López- de la promulgación de la Ley de Eficiencia Recaudatoria 173-07 del 17 de julio del 2007. Es de esperarse que el anuncio de la rebaja, que supondrá un ahorro de 80 millones de pesos para los contribuyentes en lo que resta de año, será recibido con beneplácito por la ciudadanía, y más que nada por aquellos que han puesto sus esperanzas de una vida mejor más allá de nuestras insulares fronteras.

Pasividad

Asombra la pasividad casi irresponsable con que la Secretaría de Salud Pública ha manejado el caso del supuesto descubrimiento de una vacuna contra el VIH, nada menos que dictada a su descubridor por el Señor en persona. Una cosa es publicar  un espacio pagado en los periódicos anunciando la milagrosa vacuna y otra muy distinta utilizarla en seres humanos, sin ningún tipo de supervisión de las autoridades de Salud, y aprovechándose de la vulnerabilidad de gente que, por la naturaleza de su enfermedad, está  dispuesta a probar cualquier cosa que le ofrezca alguna esperanza de sobrevivir. Dulce Almonte, presidenta de la Red de Personas que Viven con el Sida, acaba de pedir a Salud Pública que detenga las pruebas del fármaco que realiza en pacientes infectados el doctor José Ramón Báez  Acosta, pues muchos están abandonando el tratamiento que siguen y corren el riesgo de morir.

Mal pagados

”Senadores se consideran mal pagados”, dice el titular periodístico. Igual que el resto de sus mortales conciudadanos, habría que agregar, pues la gran mayoría de ellos, a diferencia de nuestros ilustres legisladores, no disfruta de un salario básico mensual de 125 mil pesos, ni de un chofer pagado por la Cámara, ni de dos oficinas -una en el Congreso y otra en la provincia- también pagadas por la Cámara, empleados incluidos, para coordinar sus actividades, a lo que hay que sumar dos exoneraciones sin tope en cada legislatura, pasaporte oficial para ellos y sus familias y una generosa dieta por cada sesión. A esa bicoca añádale lo que reciben a través del “cofrecito”, entre 400 mil y 900 mil pesos dependiendo de la población de la provincia que representen, y verá qué difícil le resulta comprender porqué se quejan tanto, al extremo de considerarse los peor pagados del continente. ¡Pobrecitos!

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