Qué se dice
Ojo avizor

<STRONG>Qué se dice<BR></STRONG>Ojo avizor

 La sociedad santiaguera, y junto a ella el resto del país, debe mantenerse muy atenta a lo que ocurre con el juicio que se sigue a los acusados de asesinar, para robarle su celular, a la estudiante de medicina Vanessa Ramírez Faña, un crimen que estremeció la conciencia nacional.

El Segundo Tribunal Colegiado del distrito judicial de Santiago se vio obligado a posponer, por quinta ocasión, el conocimiento del caso debido a la ausencia de los abogados de dos de los imputados, que en abril pasado abandonaron a sus defendidos quedando la designación de sus sustitutos en manos de la Dirección Nacional de la Defensoría Pública, que alega no haber tenido tiempo para designar los sustitutos. La familia de Vanessa, sus abogados y la Fiscalía de Santiago creen que la nueva posposición es una vulgar y descarada maniobra dilatoria en procura de que, entre reenvío y reenvío, se venza el plazo previsto (el próximo mes de junio) por el Código Procesal Penal para juzgar a los inculpados, lo que les permitiría salir en libertad a pesar de su crimen. Y esa es una afrenta que ni la sociedad santiaguera, ni el resto del país, pueden darse el lujo de permitir.

Puntos de vista

 Mientras amplios sectores de la vida nacional han acogido con beneplácito y renovada esperanza de justicia el anuncio del fiscal del Distrito Nacional de que reabrirá el proceso judicial en torno a la desaparición del profesor universitario Narciso González, ocurrida el 26 de mayo de 1994, el dirigente reformista Víctor Gómez Casanova considera que al desempolvar ese expediente el gobierno solo pretende chantajear a dirigentes políticos y ex militares vinculados al caso, con el propósito -léase bien- de obligarlos a subirse al tren reeleccionista. El secretario general del PRSC citó entre esos dirigentes a Claudio de los Santos, vicesíndico del municipio Santo Domingo Este, y al ex secretario de las Fuerzas Armadas, Bautista Rojas Tabar. Definitivamente, todo es según el color del cristal conque se mira, sobre todo si ese cristal ha sido enturbiado por las pasiones políticas.

Por San Francisco

 ¿Qué pasa en San Francisco de Macorís? Desconocidos armados de pistolas asaltaron el pasado martes la residencia de un periodista y abogado, de donde se llevaron más de 200 mil pesos, televisores, equipos de música y otros efectos, el cuarto asalto con esas mismas características que se produce en esa ciudad en los últimos cinco días. El jueves, viernes y sábado de la semana pasada fueron asaltadas otras cuatro residencias con el mismo modus operandi, lo que hace pensar a los agentes del Departamento de Investigaciones Criminales de la Polocía Nacional, que dice tener a varias personas detenidas para invetigarlas en torno a los hechos, que se trata de la misma banda. Hace tiempo que en los ámbitos policiales o policíacos se habla de la existencia de una delincuencia itinerante, que se desplaza de un pueblo a otro buscando nuevos escenarios y oportunidades para el delito o porque el incremento de la vigilancia policial en algunas zonas los obliga a trasladar sus operaciones a zonas más tranquilas y menos vigiladas, lo que puede estar ocurriendo en San Francisco. Tal vez sea mucho pedir, como ocurre en tantos puntos del país donde la delincuencia y la criminalidad han sentado sus reales, que Barrio Seguro vaya en auxilio de los atemorizados francomacorisanos, pero es evidente que algo hay que hacer y hacerlo rápido.¿Verdad general?

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