Qué se dice
Palo si boga….

<STRONG>Qué se dice<BR></STRONG>Palo si boga….

Algunos atolladeros no surgen así por así, sino que se llega a ellos por torpezas o por que el poder –débil de carácter en ocasiones- se pasa el tiempo condescendiendo con quienes no debe, afilando cuchillo para su propia garganta.

El conflicto de costos y tarifas en el transporte público urbano no es, en modo alguno, una mera jaladera de moños entre gobierno y choferes-empresarios  sino que el pueblo –el humildes y desvalido usuario- está bailando allí desde el primer set, y es probable el que al final, como suele ocurrir, tenga que pagar la orquesta con una elevación de precios de pasajes  que  los ingresos  de las familias de clase baja no resistirían. Pero tampoco vendría a ser justo que el Estado incurra ahora en fuertes sacrificios fiscales para beneficiar a los operadores de un desastroso sistema de autobuses y carritos de concho, mientras el ciudadano común y corriente está bajo el latigazo de unos combustibles super gravados, bajo más impuestos que en cualquier otra parte del mundo. Un Estado regido con sentido de equidad y de racionalidad ya habría desarrollado para estos tiempos un medio propio de transporte público –no precario y mal cuadrado como es la OMSA.

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  Contra todo lo que pueda decir el gobierno para rechazar las afirmaciones de los curas de las Siete Palabras, en el sentido de que aquí hay despilfarro y gastos lujosos que contrastan con la pobreza de las mayorías, hay hechos  comprobables a favor de la posición de los clérigos. En estos días quedó en evidencia que algunos altos funcionarios del sector público reciben sueldos  superiores al de Condolezza Rice, la zarina de las relaciones exteriores de la primera potencial mundial. No se concibe que  una república caribeña de una economía minúscula si se compara con la del Monstruo del Norte, pague servicios personales a niveles estratosféricos. Además, bien calculados, de pesos a dólares, los congresistas dominicanos disfrutan de ingresos que por paquete en ocasiones resultan más elevados que los que se devengan en el Capitolio  de Washington. Por otro lado, la obra del Metro, en el contexto de la realidad dominicana, es dispendiosa; se traga mensualmente una partida presupuestal superior a las de varias secretarías de Estado, algunas de las cuales sobreviven con precariedad.    

Un cambio alentador

  Los gobiernos que el país  ha padecido por mucho tiempo han colocado al Estado Dominicano en el desprestigio de ser un consumado mala paga. La historia reciente registra varios suicidios de contratistas que tras una desesperante espera  de sus  pagos por obras que construyeron al  Estado, consideraron que era preferible morir a seguir padeciendo retrasos.  Ahora mismo, todo el cuerpo diplomático dominicano espera en el exterior sus primeros sueldos del año, pues la última vez que “vieron a Linda” (como decía Daniel Santos) fue en diciembre. Del Fisco Dominicano se ha dicho siempre que solo es para que el dinero entre; no que salga. A juzgar por la importante  ceremonia que celebrará hoy la Dirección General de Impuestos Internos, parece que el maleficio de la insolvencia comienza  a presentar fisuras. En acto solemne  la DGII va a rembolsar a exportadores dominicanos 160 millones de pesos que les fueron cobrados por ITBIS con carácter provisional.

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