Qué se dice
Patrullaje

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Si en algo ha tenido razón el secretario de Interior y Policía, el doctor Franklin Almeyda, ha sido en el énfasis que ha querido imprimir, dentro del Plan de Seguridad Democrática, a la presencia del policía en la calle realizando labores de patrullaje y vigilancia, disuadiendo con su sola presencia cualquier intento de delito, un anhelo hasta ahora imposible de materializar debido a las limitaciones de recursos y personal.

El anuncio del jefe de la Policía Nacional, teniente general Bernardo Santana Páez, de que ha dispuesto que cien agentes policiales recién graduados patrullen las calles de Los Prados, La Castellana, El Millón y Las Praderas, entre otros sectores de clase media y clase media alta donde la desmovilizada delincuencia de los barrios está causando estragos, indica sin embargo que el gobierno no ha renunciado a la posibilidad de hacer realidad el deseo del doctor Almeyda, lo que constituye una excelente noticia para los que todavía soñamos con la ciudad tranquila y pacífica que alguna vez fuimos. A lo que el gobierno sí parece haber renunciado, lamentablemente, es a recuperar a los miles de agentes que se dice andan por ahí realizando tareas para nada policiales, sea como choferes, muchachos de mandao, bañaperros  o  guardaespaldas de periodistas bocones.

Cerrando la llave

Nuestros tres principales partidos, necesitados de hacer valer el zarandeado pacto de gobernabilidad municipal, creen haber encontrado la forma de resolver un gran problema sin recurrir a las vías de hecho, entiéndase proceder a desalojar por la fuerza a los encargados de juntas distritales que se han atrincherado en “sus” puestos, con tan solo cerrar la llave de los recursos que les llegan a través de la Tesorería Nacional. Hasta dónde sea esa  una solución  a un problema que cada día parece complicarse más es algo que nadie está en capacidad de predecir, pues habría que ver si esa gente se da por vencida una vez se vea privada de esos recursos, la verdadera razón de todo este alboroto, y cuánto tiempo resistirán las presiones e inconvenientes producto del estrangulamiento económico al que se verán sometidos. Mientras tanto, tómese nota del gran perdedor en el espectáculo de mal gusto que han montado los políticos alrededor de las juntas del distrito y la garata con puños que han protagonizado para quedarse con los recursos que reciben: el poder municipal.

Políticos afortunados

El hecho de que nuestros políticos estén barajando  la posibilidad de enfrascarse en un debate (Reynaldo Pared Pérez, secretario general del PLD, acaba de retar a la dirigencia perredeísta a comparar -cabeza con cabeza- las fortunas de ambas dirigencias) sobre el origen de sus fortunas lo dice todo. Desde que el ingeniero Miguel Vargas Maldonado, candidato presidencial del PRD, retó al presidente Leonel Fernández y a sus principales ministros a que justifiquen la cuantía de sus patrimonios personales, los haberes y teneres de nuestros políticos se han convertido en la comidilla nacional, en el principal tema de discusión de las tertulias de colmadones y bancas de apuestas, mucho más después de que la Procuraduría General de la República diera a conocer, a través de su página web, las declaraciones de bienes de los funcionarios públicos, incluídos senadores y diputados, y el país se enteró de lo bien que les ha ido, económicamente hablando. ¡Con razón afanan tanto para encaramarse en el poder y cuesta tanto trabajo hacerlos bajar!

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