Es válido el criterio de que la seguridad y el orden ciudadanos estarían mejor servidos si la Policía Nacional y la Autoridad Metropolitana de Transporte (Amet) operaran en perfecta conexión. Convendría que la persecución del crimen en su diversidad incluya una estrecha relación entre los agentes que van a la calle a cumplir misiones contra los homicidios y los robos, y los agentes que tienen que intervenir en las vías públicas cuando se cometen infracciones a la ley de tránsito. Los organismos a que pertenecen tienen que encuadrar parte de sus actuaciones a través de un centro que reciba informaciones de ambos lados e imparta directrices. Con ese fin es que la reforma polcial establece una subordinación de Amet a la PN. Se deduce que ahora sí que va a cuajar la coordinación parcial; ya el general Pedro de Jesús Candelier está fuera de escena. La pregunta es si, de todos modos, los miembros de Amet se mantendrán en la disciplina y estilo que los distancia del macuteo.
A rey muerto…
El licenciado Hatuey De Camps, la voz perredeísta de más firmes cuestionamientos al pasado gobierno, insiste en su afirmación de que, concluído el mandato que llevó el sello del PPH, la mayoría de los congresistas y particularmente los de la Cámara Baja- está quedando en libertad para votar por leyes y pronunciarse al margen de lo que tracen la cúpula del PRD o alguna de sus tendencias. Cuentan que Hatuey ha recibido importantes testimonios de legisladores arrepentidos que le explicaron con lujo de detalles los recursos que ponía en juego el liderazgo desplazado del poder para conservar el cariño y la adhesión de ellos. Tales afectos y condescendencias suelen fluir en abundancia cuando se está arriba. Falta ver si el nuevo gobierno logrará que sus iniciativas encuentren siempre vientos favorables en el Congreso, y más aún, si es verdad que bastaría con que el Presidente de ahora se proponga llenar el vacío de cariño para las cosas le salgan bien.
Insistencia en destape
De primera impresión se diría que el dirigente de transportistas Ramón Pérez Figuereo ha estado clamando en el desierto con su insistencia de que las nuevas autoridades rebusquen por viricuetos y hasta debajo de las piedras en busca de cientos de autobuses que al estilo del cuesionado Plan Renove, fueron a parar a personajes y sectores ajenos a los gremios de choferes. En algunos casos, las denuncias de ese desvío y usufructo de bienes traídos para unos específicos y claros propósitos señalan a altos funcionarios del gobierno anterior. Pero se entiende que el carnaval de concesiones privilegiadas de unidades vehiculares traídas con elevados financiamientos en dólares- también benefició a personas y grupos que nada tienen que ver con el PRD. ¡Se animan las nuevas autoridades a quitar por completo el velo que cubre la propiedad de cientos de autobuses?